La tala masiva de árboles en la selva amazónica para roturar y sembrar las tierras da lugar a un rápido agotamiento del suelo que lo invalida para el cultivo. Eso es lo que concluye un estudio publicado en Science realizado sobre 286 municipios brasileños. A un despegue económico inmediato le sucede un declive imparable. Los pueblos que han destruido la selva no tienen mejor nivel de vida que los que la han conservado.

Esto ya lo sabíamos, pero se demuestra una vez más. Cuando nos hayamos cargado la selva ya será imposible recuperarla. El daño para todos será irreversible. Y es un daño enorme con repercusiones para todo el planeta y para todos sus habitantes.

La selva amazónica es el 40 % de la selva que nos queda en el mundo. Desde el año 2000, se han talado más de 150.000 kilómetros cuadrados de selva en Brasil. Se pierden casi 2 millones de hectáreas de selva más cada año. La selva que queda en otras partes, como la del sureste asiático, también nos la estamos cargando.

¿A dónde creemos que vamos?