“Where have all the flowers gone?” es una maravillosa canción de Bob Dylan que se cantaba en los momentos más críticos de la lucha por los derechos civiles en los EEUU en los años 60. ¿A dónde se han ido las flores? ¿A dónde se están yendo los principios del libre mercado y de la libre empresa? ¿Qué fue del liberalismo dogmático que decía que el estado era el problema y no la solución? El viento de la crisis está terminando con el jardín que, después de años y años de persistente y machacona cantinela, nos habían logrado plantar en la mente los neo liberales al uso, cuya influencia se había extendido por todo el mundo a base de la “santa desvergüenza” con la que predicaban su fe. Ahora, al final del largo viaje al edén liberal, resulta que cuanto más estado mejor.

Ayer, los otrora arrogantes ejecutivos de las tres grandes automovilísticas americanas: General Motors, Ford y Chrysler, fueron, cargados de falsa humildad, a pedir ayuda al estado para enmendar, lo que ya llaman, sus errores. «Estamos hoy aquí porque cometimos errores… hay factores fuera de nuestro control que nos han llevado al borde de la ruina». La verdad es que lo que ha llevado a la ruina a la industria estadounidense del automóvil son sus propios errores a lo largo de décadas en las que han ido perdiendo el dominio del mercado.

Para ayudar a su argumentación dicen estar dispuestos a que el estado, a través del gobierno, controle sus decisiones. ¡No te …. fastidia! ¡Encima de pedir que ponga 34.000 millones para sacarles del atasco, estaría bueno que el estado no pudiera decir nada! ¿Quién se creen estos señores que es el estado?: ¡son los contribuyentes!

El 61% de estadounidenses rechaza que se les ayude según una encuesta de CNN. El dilema es ¿ayudamos a estos señores a continuar con su actividad?, ¿durante cuánto tiempo necesitarían la ayuda?, ¿serviría finalmente para algo?, ¿no sería mejor dejarles caer? Ya sé que dependen muchos puestos de trabajo en la industria auxiliar, pero si no hay ventas no habrá trabajo para nadie.

General Motors planea cerrar 11 de sus 48 plantas. Además necesita eliminar más de 30.000 empleos directos y eliminar a 2.000 de los 7.000 suministradores de componentes. Dice en su plan que necesita 4.000 millones en Diciembre y otros tanto en Enero. En total necesitaría 18.000 millones.

Chrysler, necesita 7.000 millones en Diciembre. Su solución pasa por la fusión con GM o con Ford.

Ford es el que está mejor pero ha pedido 9.000 millones de crédito disponible por si le hiciera falta. ¡Puestos a pedir, pidamos!, habrán pensado.

Pienso que les ayudarán y que no servirá para gran cosa. Lo que haya de pasar pasará. No es lo mismo auxiliar a la banca para salvar una crisis de liquidez que ayudarla para salvar una crisis de solvencia. Tampoco es lo mismo ayudar a fondo perdido que prestar. Ni es lo mismo prestar que entrar en el capital. En cualquier caso la banca es imprescindible para que todo el sistema funcione y, si hiciera falta, habría que nacionalizarla. Pero ayudar directamente a empresas de sectores productivos es, a mi juicio, un error que lleva a peores consecuencias que dejarlas a su suerte.

El problema es que, ahora,  nadie que tenga dinero lo presta a nadie, salvo al estado. Así lo único que queda es que sea el estado el que preste. Nacionalicemos la banca, pero que ésta preste con criterio de mercado, con lo que estaríamos igual, tampoco prestaría a nadie más que al estado.

¡Vaya con el estado! ¡Qué necesario es el estado!