El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

GANAR DINERO

Tengo una casa de verano en la costa de Murcia, en Cabo de Palos, y muchos amigos allí. No voy mucho pese a que me viene de miedo ir para descansar, pero estoy siempre liado. Mis amigos de allí piensan que me retiene aquí el afán de ganar dinero. Me dicen: “¡Vente para acá Gustavo!, ¿Qué haces en Madrid siempre liado? ¿Para qué trabajas tanto? No ves que no hay ningún ataúd que tenga bolsillos. El día menos pensado tenemos que llevarte para Poniente. Sí, es lo que pensábais: hacia Poniente es hacia donde queda el Cementerio.

Mis amigos de Cabo de Palos tal vez no saben que yo disfruto con todo, con mi trabajo y con mis aficiones, y concretamente que soy muy feliz trabajando en lo que me gusta. No pienso en jubilarme en ningún momento. Eso sí, nunca hago nada que no me divierta hacer. Ese es el lujo que siempre me he consentido y me han consentido. Yo no trabajo más pensando en ganar más. Me gusta ganar dinero. Pero soy de los que piensan que el dinero sólo sirve para no tener que preocuparse por él. Para cada persona el nivel de dinero necesario para no tener que preocuparse por el dinero es diferente. Unos necesitan más y otros menos para llegar a ese umbral. Es cierto que no alcanzar ese nivel genera mucha frustración y una gran incomodidad vital. El dinero no da la felicidad, pero la carencia del mínimo necesario para ese confort vital tampoco. Y la pobreza es la mayor de las obscenidades. Los seres humanos no deberían ser jamás pobres. Pero si se tiene mucho más dinero del necesario para no preocuparse por él resulta que uno vuelve a tener que preocuparse. Hay mucha gente muy rica obsesionada todo el día por el dinero. Temerosa de perderlo. Sufriendo por culpa de ser tan ricos. Es lamentable. ¿Merece la pena tratar de tener más y más? ¿Para qué? ¿No será mejor centrarse en saber más, en disfrutar de la vida sencilla más y más, etc.?

Muchas veces me he reprochado no tener más interés por el dinero del que tengo. Esa característica mía no me parecía la mayor parte de las veces una virtud, pensaba que más bien era una carencia. Pero ahora, a la vejez, tengo dudas. Puede que mi desinterés por el dinero me haya ayudado a ser más feliz, y desde luego más libre. He trabajado mucho, he sido ordenado en el gasto sin privarme de nada razonable y tengo lo suficiente. No me preocupa excesivamente administrar mis ahorros. Tampoco hay tanto que perder como para sufrir por la duda.

El dinero que uno ha ganado en su vida es, en esta sociedad nuestra, una medida del éxito conseguido en el periplo vital. Pero no es la única medida. Creo que para muchos -profesionales y empresarios- es una sensación fantástica la que tienen cuando ganan dinero. Es el reconocimiento a su éxito. Estoy seguro que es mucho más grato para casi todos ganar dinero que tenerlo.

En una ocasión, Manuel Calvo, el gran empresario fallecido no hace mucho tiempo que fue líder de Conservas Calvo durante muchos años, me dijo hablando de estos temas: “Gustavo, nadie me lo cree, pero a mí el dinero no es lo que me gusta, lo que me gusta de verdad es esa sensación que tengo cuando lo gano”. D. Manuel dejó en manos de la generación siguiente la dirección de empresa en vida. La prensa se hizo eco del hecho. Y a mí me extrañó mucho. No me encajaba con el personaje. A los pocos meses falleció. Ya estaba gravemente enfermo cuando se retiró del timón. Entonces lo entendí. Son muchos los empresarios que son así. Tratan de ganar y ganar, más que de tener y tener dinero. Por eso triunfan. Porque apuestan una y otra vez su fortuna emprendiendo.

Pero los ricos deberían ser filántropos. La mayor felicidad es compartir lo que se tiene. Mayor felicidad que la que se puede lograr acumulando una fortuna inmensa. En nuestro país no abunda tanto la filantropía, pero en Estados Unidos es muy común que quien se ha enriquecido mucho ceda luego la mayor parte de su fortuna a diferentes actividades filantrópicas. La mayor parte de los filántropos son muy dichosos compartiendo su fortuna.

Los que no tenemos fortuna que compartir, nos queda compartir con los demás lo que somos. Eso también da mucha paz.

3 Comentarios

  1. Guillermo Suárez

    enero 13, 2009 at 11:11 pm

    Espero que sus amigos de Murcia hayan leído esta entrada.

    Siento decirlo pero estoy de acuerdo con lo que comenta. La realización personal rara vez llega con el dinero mientras que el reconocimiento social rara vez llega sin el.

    En cuanto a los ricos y la filantropía, ya lo decía El Quijote: «al poseedor de las riquezas no le hace dichoso el tenerlas, sino el gastarlas, y no el gastarlas como quiera, sino el saberlas bien gastar.»

  2. «Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Será rico o pobre según la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer», dice Adam Smith.

    A lo que responde Marx con la cuestión del valor:

    “Nuestro posesor de dinero tendría que ser tan afortunado como para descubrir dentro de la esfera de la circulación, en el mercado, una mercancía cuyo valor de uso poseyera la peculiar propiedad de ser fuente de valor (Quelle von Werth), creación de valor (Wetschöpfung).” (Marx, El capital, -1873-, I, 4, 3)

    El posesor del dinero se enfrenta al posesor del trabajo, estableciendo asi una relación práctica entre dos personas, pero sin ser miembros de una “comunidad” previa, sino personas individuales aisladas, libres, iguales, propietarias. El enfrentamiento “cara-a-cara” entre el que tiene dinero y el “pobre” nos remite a la “situación originaria” de la que parte Marx:

    “En el estado primitivo y rudo de la sociedad, que precede a la acumulación de capital el producto íntegro del trabajo pertenece al trabajador».

    Para Hayek, Friedman, y para el mismo Rawls, el que haya ricos y pobres es un hecho cuasi-natural, de la suerte o el azar, pero no objeto de crítica económica o filosófica. Evidentemente, esta no es la posición de Marx.

    Este tema lo trata Marx, sistemáticamente. Se ocupa de las condiciones de posibilidad del “contrato” y describe dicho enfrentamiento entre dos propietarios como “desigual”, no-equivalente, producto de una historia previa violenta.

    Se trata de la cuestión práctica de la relación interpersonal, desde donde Marx describe la situación alienada del trabajo. Por ello le dio tanta importancia al presupuesto del contrato.

    La separación entre la propiedad (del dinero) y (la propiedad de) el trabajo se presenta como ley necesaria del intercambio entre capital y trabajo. Lo sería positivamente el trabajo como actividad, como fuente viva (lebendige Quelle) del valor. El trabajo, que por un lado es la pobreza absoluta como objeto, por otro es la posibilidad universal de la riqueza como sujeto y actividad”. (Marx, Manuscritos, 61-63).

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    La relación de interacción y de intercambio es por ello tan importante, para que no se aliene la acción ni el trabajo, y para que haya una verdadera dialéctica social.

    De lo contrario, se imponen otras relaciones de dominio, de superioridad de la técnica y de sometimiento del trabajo. Se impone otro marco de otra ideología, que es no sólo la del capital, sino la de la despolitización, la neutralidad de las reglas para dominar con la técnica.

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    Al abrigo de estas ideas que voy estudiando recientemente te dejo con estas reflexiones y cuestiones, al menos con un esbozo de ellas.

    También me llegan desde México algunas ideas de la «filosofía de la liberación», por eso estoy citando el pensamiento de Marx, pero desde esta filosofía se acentúa en la idea de que la “relación” práctica entre posesor-capital (“rico” para Smith) versus posesor-trabajo (“pobre”) es una “relación” cuasi-natural para la filosofía vinculada al capitalismo.

    El “pobre” (para Smith y para Marx), antes que asalariado subsumido o alienado en el capital, es la condición de posibilidad de la existencia del mismo capital. El capital es, en último término, una “relación social (gesellschaftliche)”, no comunitaria, justificada por el modelo legitimador de la economía política capitalista (en el que debe incluirse a Rawls, y en parte a Ricoeur y Apel, en cuanto no críticos del todo de un tal modelo).
    ~

    Hoy día todo esto se encubre quizá con otras filosofías, que apuestan por otro tipo de relaciones o que intentan legitimar la relación de otra manera, seguiremos por ello tratando este tema.

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    Te mando un saludo muy grande, querido amigo!!

  3. Pablo de Tarso

    enero 21, 2009 at 3:53 pm

    Gustavo…no recuerdo ahora el autor de la cita que me acabas de hacer recordar .
    «lo que no se da, se pierde»

    Gracias por compartir y darnos tanto.

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