El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

Autor: Gustavo Mata (página 1 de 88)

Agenda de internacionalización EXPORTA 2008

Actuando como relatores en EXPORTA 2008, como ya hicimos en el año 2007, y volveremos a hacer en 2009, un grupo de profesores que coordino y yo hemos elaborado esta guía con los resúmenes de las ponencias que se han presentado en este Congreso anual de la internacionalización de las empresas españolas. La agenda también incluye un resumen del congreso, con una explicación de la situación española que yo mismo he redactado.

Espero que os interese a todos y, especialmente a mis estudiantes de Marketing Internacional y de Negociación Internacional.

Si queréis acceder a la guía en formato digital:

Agenda de internacionalización EXPORTA 2008

Final de curso

Estos días hemos estado todos muy atareados. Los participantes en los programas: ultimando trabajos, estudiando, preparando presentaciones, pasando pruebas y exámenes; los profesores: de tribunal en tribunal, corrigiendo pruebas, calificando proyectos.

Y luego: las ceremonias de graduación, las cenas de fin de curso… Parecía que nunca se iba a acabar y, ya veis, se acabó, ¡se acaba todo!

Pero ¡qué intensidad de experiencia compartida, qué emocionante y qué interesante para todos! Ya sabéis lo que digo siempre: en los programas de postgrado aprendéis más unos de otros de lo que los profesores somos capaces de enseñaros; y el que más aprende de todos siempre es el profesor. Gracias por vuestras preguntas y por vuestras dudas; es lo que nos hace acabar cada curso sabiendo algo más de lo que sabíamos al comienzo.

Pero, ¡cuidado a la vuelta a la vida normal! Habéis trabajado tanto, habéis sacrificado tantas horas, habéis hurtado tanto de vuestra presencia habitual a amigos, familias, novios y novias, maridos y esposas, hijos e hijas, etc., que ellos se han tenido que acostumbrar a esa ausencia, se han organizado sin vosotros; y puede que ahora tengáis que acostumbraros a su nueva distribución de horas en las que vosotros habéis perdido cuota. El aterrizaje debe ser suave. Incorporaos poco a poco al régimen de vida habitual. No atosiguéis a nadie. Poco a poco todo volverá a su cauce, pero ya nada será igual. Sois diferentes.

La vida es sólo un camino que no se sabe bien en qué termina, ni a dónde nos lleva. Por eso es tan importante vivirla bien, aprovecharla a tope; puede que sea sólo eso: un camino en el que cada uno deja a la generación siguiente sus genes -si ha tenido ocasión- su experiencia, su forma de estar, su conocimiento, su enfoque, etc. Por eso es tan bonito ser profesor: porque a uno le deja la ilusión de haberos dejado, al menos a algunos, al menos algo de eso.

Ayer un alumno me dijo, al despedirse, que yo le había dejado huella. ¡Qué comprometido! ¿Qué clase de huella? me pregunto. No me atreví a preguntárselo. Pero ¡qué bonito! Al final te das cuenta de que das clase para que alguien, de vez en cuando, te diga algo así. ¡Gracias!

La vida no es tan efímera como a veces parece

La primavera de la vida se nos suele hacer larga: casi todos pensamos que somos niños demasiado tiempo; y la deseada adolescencia, cuando al fin llega, resulta, en muchos aspectos, frustrante. En ese tiempo, llegar a reconocerse en ese ser que nos acompaña es duro; cuando empezamos a lograrlo es que ya somos adultos. Y entonces empezamos a darnos cuenta de que hay cosas que hemos perdido para siempre y que sólo residen ahí, en el recuerdo, en el reino del hubiera sido…

En la madurez se suelen concretar los éxitos y los fracasos, que -como dice Kipling- son las dos caras de una misma mentira; llegan las ilusiones cumplidas y también la certeza de que hay proyectos que se van a quedar en el camino. Ahora no basta con reconocerse, es la hora de asumirse; y, a veces, no es fácil. No se trata tanto de llegar a ser coherente como de llegar a ser consciente de nuestras contradicciones y aprender a vivir con ellas.
Y en el otoño de la vida, cuando todo inevitablemente decae, aunque a veces decaiga incluso con esplendor, empieza a no tener sentido mirar hacia atrás; a estas alturas mirando hacia atrás apenas se ve con precisión casi nada; la memoria deforma la realidad como los espejos de las ferias: a veces el efecto resulta cómico y a veces dramático o incluso trágico. Tampoco es un momento para mirar decididamente hacia adelante: ¡da vértigo!

Y cuando los días se hacen cada vez más cortos y las ráfagas de aire frío nos anuncian que el invierno ya se acerca. ¿No será el momento de centrarse en el presente, disfrutar del regalo de estar vivo y de las sorpresas que la vida depara a quien espera aún algo de ella?

¿Y después?: sólo duraremos lo que permanezcamos en la memoria de quienes nos quieran. Por eso se hace tan evidente que lo que buscamos al llegar a viejos es, simplemente, eso: que nos quieran. Pero los méritos para ser amados entonces ha habido que hacerlos antes: ¡a tiempo!

LENGUAS ESCARLATA: Una receta larga y laboriosa, pero que al que tenga la paciencia necesaria le va a recompensar

LENGUAS EN ESCARLATA BRASEADAS
INGREDIENTES:
Dos lenguas de res: añojo, ternera o vaca, de algo más de 1Kg cada una.
Para frotar las lenguas:
• 2 cucharadas soperas de sal de nitro y 8 cucharadas soperas de sal fina.
Para la salmuera en la que se dejarán las lenguas 10 o 12 días:
• 1 cebolla, 1 puerro, varias ramas de apio, un manojito de perejil, 1 cabeza de ajos, 3 ó 4 hojas de laurel secas, dos o tres manojitos de romero, 5 ó 6 clavos de olor, 10 granos de pimienta negra
• 1Kg de sal gorda
Para brasear las lenguas, ya salmuerizadas, una vez desaladas, al horno:
• Varias cucharadas de aceite de oliva
• Una base de verduras: 2 cebollas, 2 puerros, 2 o 3 tomates, varias ramitas de apio, un manojo de perejil, varios dientes de ajo, 3 ó 4 hojas de laurel secas, dos o tres manojitos de romero, 5 ó 6 clavos de olor, 10 granos de pimienta negra
• Vino blanco
• Agua
Para conservarlas una vez braseadas:
• Manteca de cerdo
PREPARACIÓN
Se comprueba si las lenguas están descoyuntadas -es lo normal- y si no se golpean hasta que lo estén, con un mazo de madera para carne.
Se pincha cada lengua diez veces por cada una de las cuatro caras con una aguja de hacer calceta o punto gruesa.
Se frotan las lenguas con la sal de nitro mezclada con la sal fina por todos los lados durante unos minutos y luego de dejan reposar un ratito. Mientras, se pica finamente la cebolla, el puerro, el apio, el perejil, y el ajo; en un mortero de machacan los clavos, los granos de pimienta, el romero y las hojas de laurel y se incorporan al picadito de verduras. Luego se añade todo a la sal gruesa, mezclándolo bien.
En una cazuela de barro con tapa, se pone un fondo de esa mezcla de sal y verduras picadas, sobre él se colocan las lenguas que después se cubren con el resto de la sal cuidando que queden bien cubiertas por todas partes. Se tapa la cazuela y se deja en la nevera durante doce días. Cada dos días se les da la vuelta a las lenguas cuidando que de nuevo queden sobre un fondo de sal y cubiertas completamente por ella.
Cuando se haya terminado este proceso, se lavan las lenguas y se dejan a remojo cubiertas con agua durante 18 horas cambiándoles el agua una vez.
Se sacan del remojo las lenguas y se secan. Se untan bien con el aceite.
En una olla de hierro fundido con tapa que ajuste bien -cocotte-, se prepara un fondo con las cebollas, los puerros, el apio y los tomates, no muy troceados, sobre el que se depositan las lenguas. Por encima de ellas se añade, espolvoreado, el romero, los clavos, el perejil, el ajo y la pimienta negra, que se habrán molido antes en el mortero, y se le añaden las hojas de laurel secas. Se tapa la olla.
Se habrá precalentado el horno a 200 ⁰ C, manteniéndolo todo el tiempo con circulación de aire. Se introduce la olla en el horno. Cuando el fondo de verduras esté hecho se les da la vuelta a las lenguas, al cabo de un rato se añade vino blanco y agua y se deja que se reduzca. Se nota cuando están hechas introduciendo una aguja gruesa en las lenguas que debe entrar y salir con facilidad.
Se sacan las lenguas, se pelan con cuidado.
Las lenguas así preparadas se conservan muy bien en la nevera, para lo que lo ideal es meterlas en un recipiente y cubrirlas bien con manteca de cerdo hasta el momento de consumirlas.

Los errores del Espíritu Santo

¡Que Dios me perdone!1347041084_410858.html

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