El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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ASHA, UNA NIÑA SOMALÍ DE CATORCE AÑOS, HA MUERTO LAPIDADA EL LUNES 27 DE OCTUBRE DE 2008, DESPUÉS DE SER CONDENADA A MUERTE POR ADÚLTERA CUANDO SU “DELITO” ERA QUE HABÍA SIDO VIOLADA

Parece mentira que haya alguna persona con una historia más desgraciada y seguramente la habrá. Asha Ibrahim Dhuhulow nació en el campo de refugiados de Hagardeer, en el sur de Kenia, en 1995. Era la decimotercera de la familia: tenía seis hermanos y seis hermanas. Su familia huyendo de la guerra entre clanes de su país estaba acogida allí. Asha tenía ataques de epilepsia. Para que fuera tratada la familia la envió con su abuela a Mogadiscio, pero la guerra la dejó atrapada en Kismayo, ciudad que quedó bajo el control de las milicias integristas de Al Shebab mientras ella viajaba. Un sábado por la noche, tres hombres la arrastraron a la playa y la violaron. Ella los denunció y los detuvieron. Pero miembros de la familia de los agresores – un potente clan – la convencieron con promesas de dinero de que retirara la acusación y perdonara a los tres hombres. Ella necesitaba el dinero para continuar su viaje y aceptó. Al tiempo los mismos familiares acusaban ante el tribunal a Asha por extorsión. Cuando Asha, va a retirar la denuncia, es arrestada y acusada además de extorsión de adulterio por mantener relaciones sexuales sin estar casada. Juzgada sin defensa ni garantía alguna es condenada a morir lapidada.

Asha es el paradigma de la injusticia que impera en el mundo de hoy. Refugiados, hambre, pobreza, guerra, fanatismo, falta de condiciones para garantizar la salud y la educación, injusticia, salvajismo,… todo parece haberse concatenado para hacer de su caso el más representativo de la desgracia que se abate sobre muchos seres humanos.

El lunes cuando iba a ser ejecutada había más de mil personas esperando ver la ejecución de “una prostituta; una mujer adultera y bígama de 24 años” según se había anunciado. Cuando le quitan el capuchón negro de condenada, todos pueden ver a una niña proclamando su inocencia y se amotinan intentando liberarla. Los milicianos disparan a la multitud matando a un niño e hiriendo a seis personas más. Después cincuenta de ellos rodean a la niña, le cubren la cabeza de nuevo con el infamante capuchón y la lapidan hasta matarla. Tres veces interrumpen la lapidación porque parece muerta y tres veces la continúan tras comprobar que aún vive.

El Corán no incluye la lapidación como castigo para ningún delito. No se habla de eso en el sagrado libro de los musulmanes escrito por Mahoma bajo la divina inspiración de Alá. Fue instituido algunas décadas después de la muerte de Mahoma. Donde se recoge este castigo es en la Biblia. La lapidación es una de las formas más antiguas de ejecutar la pena de muerte; se decretaba entre los judíos contra los culpables de idolatría, de blasfemia contra Dios, de violación del sábado, contra la mujer que al tiempo de su matrimonio no era virgen, o contra la prometida que tenía relaciones con un extraño, … El condenado era arrojado fuera de la ciudad y allí lapidado, debiendo ser los testigos de su delito los primeros que lanzaban las piedras.

En el Evangelio se relata como Jesús salvó a una mujer adúltera de ser lapidada cuando un grupo de “escribas y fariseos le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola ante él, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La Ley de Moisés nos ordena apedrear a éstas; tú, ¿qué dices?”. Y él al tiempo que escribía en el suelo extraños signos dijo “El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”. Porque solían ser los acusadores los que estaban en la primera fila para empezar a lanzar las piedras. Tenían prisa en hacerlo porque si se descubría la inocencia del reo los acusadores eran acusados de perjurio. Y cuando todos se fueron Jesús se levantó y dijo a la mujer “yo tampoco te condeno; vete y no peques más”.

Los Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Irak e Irán usan esta forma de castigo. Pakistán lo incluye en su código penal, pero no lo ha usado recientemente. En África no se había usado nunca hasta tiempos recientes. En el Norte de Nigeria el islamismo patrocinado por Arabia Saudí la introdujo en su código penal, pero la presión internacional impidió recientemente las ejecuciones de Safiya Hussain y de Amina Lawal que habían sido condenadas a morir lapidadas. Nunca se había usado ese castigo en Somalia hasta que las milicias islamistas lo han usado contra Asha.

El caso de Asha es el ejemplo más sangrante de todo lo que hace falta erradicar para hacer este mundo habitable para los humanos. La educación universal, la emancipación de la mujer, la salud reproductiva, la eliminación de la pobreza extrema, etc. están entre los olvidados objetivos del milenio, acordados y comprometidos en la ONU por todos los países del mundo. Con menos de la vigésima parte de lo asignado para salvar el sistema financiero mundial se conseguirían.

Y nosotros pensando sólo en la caída de las bolsas.

OBAMA

Las encuestas le dan entre siete y quince puntos de ventaja sobre John McCain. Si gana, como parece previsible, ¿qué le espera? Sin duda una enorme resistencia a cualquier cambio y el país los necesita. Le van a someter a presiones tremendas. Parece tener coraje y determinación para resistirlas. Pero ¿tendrá éxito?

La economía de EEUU está muy mal. La recesión es una amenaza cada vez más clara. El déficit sigue siendo tremendo. Las perspectivas son peores. Obama quiere eliminar las reducciones tributarias que Bush aprobó para los que ganen más de 250.000 dólares al año, y reducir la carga para los que ganen menos de 50.000 y subiría, además, los impuestos al patrimonio y al capital. Además intentará mejorar el deplorable sistema de sanidad pública y de atención a los ancianos. Aunque también debería pensarse en cómo proteger mejor a otros colectivos como los jóvenes y las familias con hijos. La desigualdad no para de aumentar, el número de pobres no disminuye. Pero con la economía como está no va a ser fácil.

El gasto militar de EEUU, el 5 % de la población mundial, es equivalente –algo superior- al gasto militar del resto del mundo. ¿Quién les ataca?, ¿quién puede hacerlo?, ¿el gasto militar que tienen les ayuda a defenderse de las amenazas reales? El ejército americano, tras la guerra de Corea, no para de cosechar fracasos tremendos, si excluimos la invasión de Panamá y la de Granada. En Vietnam (1969-1975) la intervención americana acabó con una derrota sin paliativos y una retirada vergonzosa. En Camboya (1970) la intervención fue muy corta, pero la retirada americana fue la antesala de la masacre de un pueblo entero a manos de los jémeres rojos. La primera guerra de Irak (1992), que empezó para desalojar a Sadam del invadido Kuwait, se abandonó a la mitad, cuando hubiera sido fácil conseguir desalojarlo del poder entonces. En Líbano (1992) acabó en retirada estadounidense después del atentado terrorista contra sus tropas. En Somalia (1922) también retirada estadounidense. En Afganistán (2001) parece que los talibanes no paran de incrementar sus posiciones y la guerra civil continúa. En Irak (2003), después de la invasión y de la ocupación, sigue la guerra civil, parece que algo atemperada, y no hay solución militar al conflicto. El reto de Obama en el ámbito militar, de llegar a la presidencia, es enorme. Ya ha dicho que se retirará de Irak y que va a traer todas las unidades de combate en 16 meses, que seguirá en Afganistán redoblando esfuerzos y que seguirá apoyando a Israel contra viento y marea. Tiene la intención de «lanzar el esfuerzo diplomático más agresivo de la historia norteamericana reciente para alcanzar un nuevo pacto de estabilidad en Irak y Oriente Medio». ¡Falta hace!

Estados Unidos ha perdido el liderazgo moral del mundo. Debe recuperarlo. Ir a una política de multilateralidad. Y asumir de nuevo los retos de los objetivos del milenio: el compromiso del liderazgo en la lucha contra la pobreza, en la lucha contra la degradación del medioambiente, en la lucha por la salud, y en los programas para el control de la población.  Eso parece que lo tiene claro. La duda es si va a poder resitir a la presión que le espera si gana para hacerlo.

RETOS DEL SIGLO XXI. ¿CUÁNTOS CABEMOS AQUÍ?

La capacidad de explotar el medio es lo que ha condicionado el crecimiento de la humanidad. Llevamos 100.000 años, más o menos, aquí. Los primeros 90.000 fueron de escaso éxito para la invasión de la tierra por parte de los hombres. La caza, la pesca y la recolección limitaban los recursos disponibles y, por ende, la población.

La agricultura supuso un gran salto; cuando aparece ésta, hace 10.000 años, se estima que había en el mundo algo más de 200 millones de habitantes; a partir de entonces el crecimiento de las poblaciones de humanos se disparó. Comienza la deforestación para liberar áreas para el cultivo. Aparecen las ciudades. La tierra empieza ya a cambiar mucho por efecto de la actividad humana. Ya hemos hablado de ello en otro post. Domesticamos animales para el trabajo de la tierra, aparece la ganadería extensiva e intensiva, aterrazamos las laderas de las montañas, construimos canales para el riego, plantamos especies de más rendimiento -arroz, trigo, maíz- que las originales de los ecosistemas naturales. Sobre todo en Asia eso propicia una gran explosión demográfica. En 1830 había ya 1.800 millones de personas sobre la tierra.

La segunda gran explosión se produce con la revolución industrial. Desde entonces, en menos de 200 años, hemos llegado, desde esos 1.800 millones, hasta los 6.500 millones actuales. La causa es la utilización de las energías almacenadas por la tierra en forma de combustibles fósiles. El carbón, el petróleo y el gas han posibilitado ese incremento espectacular. Aunque hizo falta incrementar la producción de alimentos y eso se consiguió, sobre todo, por la utilización de los fertilizantes químicos nitrogenados -que en definitiva se producen desde esos combustibles fósiles, con su energía-, lo que ha permitido que la producción de alimentos esté a la altura de las demandas de una humanidad hambrienta y en crecimiento imparable.

No sólo somos cada vez más, cada vez empleamos mecanismos más sofisticados para dominar la naturaleza y cada vez somos más ricos, lo que implica que cada vez tenemos mayores necesidades. El impacto sobre el medioambiente es una combinación de todos esos factores que tienen efecto multiplicador sobre la utilización de los recursos, hasta el extremo de que empezamos a ver, de forma clara, que la dinámica actual no es sostenible. Ya hemos hablado del agua y del petróleo. Otros recursos también se agotan. Por ejemplo las pesquerías están ya agotadas. Hace unos años tuve un encargo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para estudiar estrategias de apoyo a la internacionalización de la flota pesquera española, y me quedé aterrado. Estábamos acabando con los recursos pesqueros en todo el mundo. Muchos de forma irreversible. Desde entonces la situación no ha parado de empeorar. Literalmente hemos colocado a la mayor parte de las especies marinas en situación de colapso por sobrepesca. Se necesitarían muchos años de moratoria para intentar la recuperación y se duda que sea posible en muchos casos, aún con la utopía de que no pesquemos para lograrlo. Ya sé que la acuicultura nos ha ayudado mucho, pero el impacto ecológico de ésta es tremendo. Baste señalar que el cultivo de camarones casi ha acabado con el ecosistema del manglar entre los trópicos y el ecuador.

¿Debemos pensar que hay también un límite a la población? ¿Hay una población sostenible? Hay dos corrientes principales de opinión, la de los optimistas que sostienen que no hay un límite porque la tecnología cada vez proveerá de más y mejores soluciones, y eso hará que cada vez quepamos más humanos en la tierra, y la de los pesimistas que creen que el impacto de la actividad humana sobre el medio está llevando ya al planeta al colapso. ¿Hay una tercera opinión? Claro, la intermedia –«in medio est virtute»-; hace falta una transición razonable desde las actuales tendencias de crecimiento, para nosotros, insostenibles, hasta alcanzar una población compatible con la conservación del planeta.

Creo que es imperativo controlar la población total sobre la tierra y que la actual trayectoria de crecimiento no es sostenible. En el año 2050, dependiendo de cómo se desarrolle el control de la natalidad, seremos entre 7.800 millones si actuamos rápidamente, o 10.600 millones si no lo hacemos. Pensad que si la tasa de fertilidad TFT (número de hijos por mujer) no bajara, es decir se mantuviera en los valores actuales, llegaríamos a ser 11.700 millones en ese año. En cualquiera de los escenarios el incremento, como ya señalábamos en otro artículo de la serie, se dará en los países más pobres. Las altas TFT se asocian a la pobreza y esta se asocia a las TFT altas. Es un círculo infernal. La solución para disminuir las TFT es la educación de las mujeres, la emancipación de las mismas y una salud reproductiva y sexual al alcance de todas ellas en todo el mundo.

Entre los olvidados compromisos del milenio de la ONU están: lograr la educación primaria universal, y eso incluye a las niñas, promover la igualdad entre los géneros y la liberación femenina, reducir la mortalidad de niños menores de 5 años y mejorar la salud materna. Un aumento de la supervivencia de los niños nacidos va a determinar, casi inmediatamente, unas menores tasas de fertilidad, como también señalábamos en otro de los artículos. Si se cumplieran esos objetivos, las tasas de fertilidad en los países más pobres descenderían a niveles razonables. Eso haría que la tasa de crecimiento global se hiciera compatible con la conservación de los ecosistemas y con la conservación de las especies animales y vegetales. Habría que apoyar medidas para paliar el efecto del envejecimiento de la población. Aunque cada vez que se ha producido un ajuste de población, los viejos envejecemos más despacio y nos podemos mantener activos durante más tiempo. ¡Ved la muestra! Yo estoy como una moto nueva, para algunas cosas.

Mientras esta evidencia se instala en las mentes de todo el mundo razonable no faltan los dogmáticos fundamentalistas que claman porque sigamos llenando la tierra de humanos frente a toda razón. Uno de los representantes más genuinos de esa tendencia se llama George W. Bush, que aunque sólo tiene dos hijas, y parece que no las ha educado demasiado bien, ha cancelado la ayuda a todos los programas relacionados con el control de la natalidad de su Gobierno. La “guerra” a esas ayudas y a esos programas ya empezó durante el mandato de Ronald Reagan y de Bush padre, pero el niño les ha dejado en ridículo con su cruzada particular.

Los Estados Unidos son la mezcla de lo mejor y de lo peor del mundo. Espero que esta vez toque la de cal -ya está bien de arena con los ocho años de George W. Bush-. A ver si con los cambios que se avecinan mejora el compromiso del país, hoy por hoy líder del mundo, con los objetivos del milenio. ¡Ojalá! Tengo ganas de hablar bien de los EEUU.

RETOS DEL SIGLO XXI. AGUA PARA TODOS

Este planeta debería llamarse Agua en lugar de Tierra. Tres cuartas de la superficie terrestre están ocupadas por el agua. Sólo el 25 % es tierra firme. En los mares y océanos está más del 97 % del agua del planeta, es agua salada. Sólo el 2,75 % del agua es agua dulce. La mayor parte -2 %- está en forma de hielo en los casquetes polares y glaciares. Menos del 0,7 % es agua en los acuíferos subterráneos. El 0,1 % es el agua en los lagos de agua dulce. En forma de humedad en el suelo está el 0,005%. Como vapor de agua en la atmósfera el 0,001 %. Y en los ríos y arroyos superficiales sólo el 0,0001%. También los organismos vivos son más agua que ninguna otra cosa; formando parte de la biosfera está el 0,00004% del agua del planeta. ¡Sobra agua! ¿No?

El agua en el planeta está sometida a un ciclo. La energía que recibimos del sol evapora agua de los mares y océanos, fundamentalmente, que se incorpora a la atmósfera. El vapor de agua a medida que asciende se condensa parcialmente, y en forma líquida -gotitas minúsculas- queda en ella formando las nubes que dan lugar a la lluvia y la nieve sobre la tierra. Esas precipitaciones acaban en el mar cerrando el ciclo. Las precipitaciones no se reparten de forma regular. Las zonas ecuatoriales reciben mucha agua todo el año. A medida que nos alejamos del ecuador, hacia el Norte o hacia el Sur, en las zonas tropicales y subtropicales, las precipitaciones son algo menores y son estacionales -una estación húmeda y una estación seca al año-, hasta que llegamos a las zonas áridas en donde prácticamente no llueve nunca y cuando lo hace suele ser torrencialmente: los desiertos. Más al Norte y más al Sur hay un régimen marcadamente estacional, de tiempo muy variable -más variable en el hemisferio Norte por que tiene más masa continental que el Sur- sometido a constantes cadenas de perturbaciones -borrascas- que viajan hacia el este y que son generadas por unas corrientes de aire frío a una altura de 10.000 metros -las corrientes en chorro-. Todo esto se ve influido también por las corrientes oceánicas que transportan agua fría de las zonas polares a las más cálidas y de las más cálidas a las polares, girando en el sentido de las agujas del reloj en el Norte y en el contrario en el Sur, por la aceleración de Coriolis provocada por el giro de la tierra sobre sí misma.

Los humanos levamos 100.000 años sobre la tierra. Pero hace 10.000 años experimentamos el gran cambio como especie con la aparición de la agricultura. Las primeras aglomeraciones humanas se situaron al lado de los grandes sistemas fluviales. El antiguo Egipto en torno al Nilo; las culturas asiáticas en torno a Mesopotamia -Μεσοποταμία: en medio de los ríos- la zona geográfica entre el Tigris y el Éufrates, en Irak, en donde la Biblia sitúa el paraíso terrenal y el origen de la vida humana; las culturas indias instaladas en las llanuras del Ganges, el Indo y el Brahmaputra; el delta del río Mekong, la cuenca del Yangtzé y del río Amarillo en China, etc.

La base de la alimentación humana depende de cultivos que dependen de la disponibilidad de agua de las precipitaciones o la canalizada para el riego: arroz en donde hay precipitaciones abundantes y continuas; maíz y arroz en las zonas sub húmedas sin regadío; trigo, mijo y sorgo donde hay menos precipitaciones. En zonas áridas, donde no hay posibilidades para el cultivo agrícola, la utilización del suelo es la ganadería extensiva: el pastoreo. En muchas zonas áridas no se puede hacer ningún aprovechamiento para la alimentación.

La presión humana sobre el agua es creciente. Pero estamos tocando el límite. La mayor parte de las grandes cuencas hidrográficas están sometidas a tal grado de explotación, con presas y sistemas de canalizaciones para el riego, que los ríos ya no desembocan en el mar. 1.400 millones de personas viven en esas llamadas cuencas cerradas. Los ríos sometidos a sistemas de presas necesitan para mantener los ecosistemas asociados un caudal ecológico mínimo que en muchos casos no se respeta. Algunos grandes lagos de agua dulce han desaparecido recientemente por la explotación de las cuencas que los alimentaban: mar de Aral, lago Tchad, etc.

La explotación de los acuíferos subterráneos está llevando los niveles freáticos cada vez a mayor profundidad. Mucha del agua de estos sistemas subterráneos es agua fósil, que una vez consumida no se puede reponer por las precipitaciones por estar entre capas impermeables. Algunas zonas con acuíferos sobreexplotados se han colapsado hundiéndose varios metros, como en alguna región de la India.

Todo esto se exacerba con el calentamiento global que está originando la desaparición de muchos glaciares y nieves perpetuas que alimentan las cuencas hidrográficas y con el efecto que el cambio climático provoca, aumentando los períodos de sequía y los episodios de lluvias extremas en todo el mundo. Al sur del Sahara –los países del Sahel-, el Cuerno de África, Israel y Palestina, Oriente Medio, Pakistán, Afganistán, los países de Asia Central, las llanuras del Indo y el Ganges, la llanura del norte de China, el Sudoeste de los Estados Unidos y el Norte de México, la cuenca australiana del Murray-Darling son las zonas sometidas a mayor cambio y a mayor crisis por el agua.

Más de 20 países reciben más de la mitad del agua desde otro país con los riesgos de conflicto que eso supone. Muchos conflictos tienen como telón de fondo el agua y en el futuro habrá más. Lo raro es que no haya más guerras por el agua de las que ya hay.

Hay más de 1.000 millones de personas sin acceso al agua potable. El 40% de los habitantes del mundo actualmente no tiene la cantidad mínima necesaria para el mínimo aseo.

El reto es detener la explotación insostenible de los recursos hídricos por parte de todos los países y elaborar planes integrados de ordenación de los recursos y de aprovechamiento eficiente del agua. El principal objetivo del Decenio 2005-2015 «El agua, fuente de vida» auspiciado por la ONU es promover las actividades orientadas a lograr el cumplimiento de los compromisos contraídos en relación con el agua. Entre los compromisos del Milenio está reducir a la mitad la proporción de personas que viven sin acceso al agua potable y al saneamiento básico para 2015.Tampoco estamos haciendo los deberes en este tema.

No sólo el petróleo es un recurso escaso. Tenemos otro gran reto pendiente con el agua.

RETOS DEL SIGLO XXI: ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA

Más de 1.000 millones de personas viven con menos de 1 dólar por día, lo que les condena a pasar hambre, a estar desnutridos: su alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas mínimas.

Os comentaba el otro día en mi post G-8 QUÉ VERGÜENZA PLANETARIA, que el primer compromiso asumido por toda la comunidad internacional en los ocho objetivos del milenio era erradicar la pobreza extrema y el hambre. Parecía que esta vez iba en serio. Pero Bush se ha encargado, como con casi todos los compromisos internacionales asumidos, a echarle agua al vino durante sus dos mandatos. Pero ahora, con la crisis, empiezan a extenderse al G-8 las reacciones tibias con esos compromisos, como pudimos ver hace una semana.

Debemos recordar y recordarles constantemente que esos ocho compromisos, que iremos comentando, son una obligación para todos. Y que nos va demasiado a todos en lograrlos.  Es un problema que se puede arreglar. Se sabe cómo hacerlo y los medios para lograrlo son asumibles para la Comunidad Internacional. Sólo falta recuperar la plena voluntad política para hacerlo. La que llevó a tomar el compromiso.

Somos hoy 6.600 millones de personas, pese a la disminución de la tasa de fertilidad en el mundo -especialmente en el rico- en unos pocos años, en 2050, seremos según las previsiones medias, algo más de 9.000 millones. Mientras el mundo rico seguirá estando integrado casi por los mismos 1.200 millones de personas, será en los países más pobres en donde se vaya a producir el incremento desde los 5.200 millones actuales a los 7.800 millones: 1.000 millones más en África y 1.300 millones más en Asia. ¿Os parece que hay que preocuparse? El problema debe ser atajado inmediatamente.

Si bien es cierto que la riqueza en el mundo no para de aumentar y que ha disminuido globalmente el número de pobres, especialmente en Asia, la trampa de la pobreza extrema en la que se hayan atrapados esos 1.000 millones de personas es una situación inmoralmente insostenible para la humanidad, que tiene solución y que el mercado no va a arreglar.

El año en que yo nací, los ricos eran un tercio de la población del planeta. Hoy, 60 años después, los ricos sólo somos la sexta parte de esa población. La desigualdad en el mundo no para de crecer. En el año 1800 la nación más rica de la tierra -Inglaterra- era tres veces más rica que la más pobre -en el África subsahariana-. Hoy la nación más rica de la tierra -USA- es veinte veces más rica que la más pobre. En 200 años el desfase, la desigualdad, se ha multiplicado tremendamente y sigue incrementándose.

En el África subsahariana las mujeres se ven impelidas a tener hasta seis hijos, para poder asegurar tres varones, lo que, dada la elevadísima mortalidad infantil, garantiza que, al menos, uno de los varones, el probable superviviente, pueda hacerse cargo de los padres ancianos. Eso condena a todos ellos -padres e hijos- a la miseria. No se sabe cuál es la causa y cuál el efecto. Pero da igual. Es una espiral en la que están atrapados y de la que solos no podrán salir. Las tasas de fertilidad total femenina –número de hijos por mujer- son en África  5 y son todavía mayores en los países al sur del Sahara: Níger 7,5, Mali, 6,7, Chad, 6,5, Sierra Leona, 6,5, Burkina Faso, 6,4, etc. Esas tasas se asocian a tasas de mortalidad infantil elevadísimas, alto índice de población rural, deterioro medioambiental irreversible, analfabetismo, inasistencia a las escuelas de las niñas, etc.Las consecuencias alimentan las causas.

Las mayores brechas de renta en el planeta se producen entre la zona africana, la ribera sur del Mediterráneo, y la zona europea, la ribera norte, y entre la frontera entre México y EEUU. España está en la raya de la brecha. ¿Os extraña que estemos sometidos a fuertes tensiones migratorias? ¡No se le pueden poner puertas al campo! La inmigración no es el problema es simplemente un síntoma de un problema mucho más grave. Lo tenemos que solucionar y, entre todos, lo podemos solucionar.

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