El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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¿QUÉ ES MEJOR PARA SACAR LA BANCA AMERICANA DEL ATOLLADERO?

Mientras los bancos americanos no afloren sus verdaderos problemas no vamos a salir de ésta. Claro que si los activos tóxicos que tienen no son vendibles, no hay nadie capaz de saber cuál es su valor ni, en consecuencia, cuál es la pérdida que el banco debe anotar en sus cuentas. Son dos problemas: tienen el dinero atrapado en esos activos que no son realizables y además no saben cuánto dinero deben destinar a provisiones. Están mal pero ¿cómo de mal?. Nadie lo sabe con certeza. Eso genera desconfianza de unos sobre otros.

El plan de Obama, es decir la tercera versión del plan original del actual y anterior secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha entusiasmado, al parecer a las bolsas de todo el mundo –veremos lo que dura el efecto- y ha llenado de dudas a los expertos.

Al final, la, por algunos esperada nacionalización parcial o total de bancos en problemas, se ha quedado en un plan de compra en subasta de los activos de mala calidad -con lo que al menos, y de una santa vez, sabremos, si es que se logran colocar, cuál es le grado de afectación de los balances y de las cuentas de los bancos en cuyo poder están estos activos.

Para facilitar la colocación de unos activos que hasta ahora son invendibles, o sea, no tienen precio de mercado porque nadie los quiere, la administración americana ofrece un apalancamiento espectacular según el cual poniendo un 10 % del dinero, te prestan el 40 % y comparten contigo la inversión al 50 %. Es decir si al realizar luego esos activos hay ganancias te llevas el 50 % de las mismas, devuelves el crédito con sus modestos intereses, y el Estado se lleva el otro 50 % del beneficio. Claro que para él ese beneficio es la consecuencia de haber invertido realmente 90 y para el inversor el de haber invertido sólo 10. Pero si al realizar el activo se pierde, la pérdida que asume el inversor sería en todo caso el 10 % invertido, como máximo, mientras que el Estado corre con el resto de la pérdida.

¡Viva el mercado!

O sea que luchábamos contra el apalancamiento excesivo y lo proponemos como arreglo. Y por si fuera poco esta vez ni siquiera se corre el riesgo. El riesgo lo corre el contribuyente y el beneficio se lo lleva el inversor, en su mayor parte.

Igual es eso lo que hace falta. Pero se me antoja que no es exactamente eso lo que habría que hacer para sacar de la trampa en la que se ha metido la banca por no considerar bien los riesgos y por apalancarse sucesivamente en productos estructurados.

¿Y si, a pesar de todo, muchos activos tóxicos se quedan sin vender por falta de comprador?

¿Y si por estar tan ayudadas las inversiones se falseara al alza el precio real de esos activos?

PARA ARREGLAR EL DESASTRE: POLÍTICAS INTERVENCIONISTAS DEL ESTADO

En estos últimos tiempos ser liberal es sinónimo de ser conservador, cuando nunca fue así. Neoliberales y neoconservadores, son ahora la misma cosa.

A una concepción dogmática del liberalismo extremo debemos la mayor crisis económica de la historia reciente. Las dos administraciones Bush han dejado el panorama mundial, no sólo el económico, hecho unos zorros: una situación de recesión profunda en casi todo el mundo y un gigantesco déficit en EEUU de 1,75 billones de dólares. Resulta que los que no creen en el estado son los que más déficit público generan: Reagan, Bush; ¡paradojas!

Ahora le toca a otro arreglar el desaguisado. Y lo hará bajo los supuestos de la intervención del estado en la economía, al más puro estilo Keynes. Un presupuesto de 3,6 billones de dólares para mejora de infraestructuras, sanidad para todos, educación y energías alternativas acaba de ser aprobado en EEUU. Va a tratar de hacerlo además disminuyendo el déficit público, aumentando los impuestos a los más ricos y disminuyendo el gasto bélico retirándose de Irak.

¡Suerte!¡Ojalá acierte!

Con lo que nos jugamos todos en función de las decisiones que se toman en la Casa Blanca, deberíamos poder haber votado todos a Obama y también haber botado antes a Bush impidiendo su segundo mandato, que todos recordamos como lo ganó, gracias a otro impresentable: su hermano Jeb.

KEYNES RESUCITA

Inversión pública contra la crisis

No sólo intervención en los mercados y supervisión efectiva, ahora toca que el estado invierta en infraestructuras y en planes para paliar los efectos de la crisis en los más desfavorecidos.

Para Obama «EE UU se enfrenta a una crisis de proporciones históricas». La primera prioridad de su equipo será aprobar un «gran paquete de estímulo” consistente en una tremenda inversión en infraestructuras y servicios sociales para salir de ella porque «si no se actúa con prontitud, en 2009 se perderán millones de empleos»; «no se puede perder ni un minuto».

Se calcula que en el plan se invertirán entre los 500.000 y los 700.000 millones de dólares: lo mismo que ha costado hasta ahora la guerra de Irak.

Aquí hace sólo un rato que Rodríguez Zapatero ha anunciado un aumento de la inversión pública durante los dos próximos años para reactivar la demanda y ha reconocido la necesidad de sobrepasar de forma coyuntural el límite de déficit del 3% del Pacto de Estabilidad europeo.

Yo creo que es el camino. La clave no será sólo el dinero que se ponga encima de la mesa sino el acierto a la hora de gastarlo. Esperemos que el control sobre los que tengan que gastárselo impida golferías, que serían, en la situación actual, más odiosas que nunca.

¡QUÉ ENVIDIA!: EN EEUU LOS DOS GRANDES PARTIDOS Y SUS LÍDERES SON CAPACES DE COLABORAR

Barack Obama tuvo ayer una reunión con su rival en las elecciones, John McCain, con con la intención de buscar la cooperación para hacer un gobierno bipartidista capaz de abordar «una nueva era de reformas para luchar contra el despilfarro y el amargo partidismo en Washington para restaurar la confianza en el gobierno.»

«Esperamos trabajar juntos en los días y meses venideros en desafíos críticos como la solución de la crisis financiera, la creación de una economía basada en nuevas formas de energía y la protección de la seguridad de nuestro país». «En este momento decisivo, creemos que los estadounidenses de todos los partidos quieren y necesitan que sus líderes trabajen juntos para cambiar los malos hábitos de Washington y hacer frente a la crisis financiera y otros desafíos urgentes y comunes de nuestro tiempo».

Aunque con ambas cámaras dominadas por los demócratas, Obama no necesita en sentido estricto de los republicanos, sí sabe que con menos de 60 senadores, y tiene sólo 55, no puede impedir que en el Senado el partido minoritario ralentice la aprobación de cualquier reforma.

Obama ha hablado de incluir a republicanos en su Administración y se ha reunido también con Hillary Clinton, su rival dentro del Partido Demócrata, para ofrecerle que sea la próxima Secretaria de Estado.

La superación de las divisiones entre los grandes partidos fue una de las ideas de la campaña de Obama y también es una de las constantes de la actuación del senador Mc. Cain, que tiene un notable historial de promoción de la cooperación entre ambos partidos, republicano y demócrata, guiándose por su criterio y no por las directrices partidarias, lo que le puede ser útil para alcanzar el consenso para impulsar las reformas que quiere poner en marcha.

Abraham Lincoln (1861-1865), inspirador de muchos de los comportamientos de Barack Obama, también incluyó a muchos de sus adversarios en su Gobierno.

En nuestra querida España tenemos en el Gobierno a un líder titubeante que en el interior va a arrastras de los acontecimientos y que en el exterior busca, como un perrillo sin amo, que alguien le adopte y le introduzca en sociedad, en donde, cuando consigue ser invitado a algún evento, se comporta como cualquier recién llegado que no conoce las normas. También tenemos un líder de la Oposición experto en sobrevivir un tiempo largo a base de concentrarse en sobrevivir los próximos diez minutos todo el rato. Entre ambos son incapaces de ponerse de acuerdo porque ninguno está pensando en los ciudadanos a los que deberían servir, sino en sus disputas sin fin sobre cualquier tema de la agenda política.

¡Qué envidia! Aquí somos incapaces de plantear una cosa así.

¡QUÉ RACISTAS SEGUIMOS SIENDO!

Me siento avergonzado por el tratamiento que en las noticias está teniendo la negritud de Barack Obama. Que si es negro, que si es poco negro y bastante blanco, que si no habla como un negro, etc. ¡Pero bueno! ¿Qué es esto? Cambiad la palabra negro o por homosexual o por mujer o incluso por blanco y decidme qué efecto os producen los comentarios. ¡Qué asco!

Por ejemplo hoy en el país se puede leer un artículo de John Carlin “Un hombre para la eternidad” en donde se puede detectar un racismo subyacente incontenible.

Empieza diciendo “que Barack Obama sea negro es muy positivo para Estados Unidos y quizá incluso para el mundo. Pero tampoco es negro del todo, lo cual también es positivo”. ¡Vale tío! Ahora digo yo, tú John eres una desgracia para el mundo, pero una desgracia completa porque no es que seas un poco racista es que eres racista del todo.

Añade: “Como nos recordó la foto que todo el mundo vio ayer del joven Obama con sus abuelos maternos, es mestizo. Sólo que, por los misterios de la biología, lo que predomina en su rostro son los genes de su padre keniano.”

¡Ay que fastidiarse! Y se lo publican en EL PAÍS. Añado yo: misterio de la biología lo tuyo John, seguramente tus padres son inteligentes y tú, evidentemente,  no lo eres, pero las cosas de la biología son así…

Sigue “Que se le perciba como negro es bueno para la América negra. Manda un mensaje de un valor incalculable. El victimismo ancestral de los afroamericanos, los descendientes de los esclavos, ha inhibido la evolución de este sector de la población en lo económico, lo político y lo social.” Sin comentarios…

Y para arreglarlo lanza una mentira descomunal aunque parezca piadosa: “El hecho de que el color de la piel apenas influye en la capacidad de prosperar de los habitantes del «país de las oportunidades» se ha demostrado en el notable éxito que han tenido los recientes inmigrantes africanos, cuyos ingresos y nivel educativo han estado por encima de los de la media del país. El victimismo de los descendientes de los esclavos ha inhibido su evolución.” Vaya, añado de nuevo yo, los negros de USA no progresan porque son pesimistas y victimistas, mientras que los que llegan ahora triunfan, pero no porque sean ricos, ni porque estén educados, ni porque procedan de las élites de sus países, es porque no son victimistas. ¿Si tu bisabuelo hubiera sido esclavo y tu bisabuela también y tú hubieras sido pobre, como todos tus abuelos y como tus padres porque no tuviste oportunidades, serías optimista John?

Pero no acaba ahí la cosa. También es racista respecto del resto de minorías étnicas. Dice John a continuación: “Esto no significa que los blancos o los hispanos o los de origen asiático tengan que sentirse de ningún modo amenazados o excluidos de la fiesta. Porque ellos también pueden reconocerse en Obama, o pueden ver en él un americano medio más.” De verdad me estoy encendiendo sólo me salen descalificaciones injuriosas respecto del tal John. Ahora no sólo eres racista eres también clasista. ¿Tú crees, John, que alguien de clase media escribiría ese comentario que haces?

Pero sigue: “Por su porte, por su aire y, ante todo, por su forma de hablar inglés, Obama no corresponde al estereotipo del negro americano con el que se asociaba a un fallido candidato negro anterior, Jesse Jackson… Obama no habla así. Obama habla como un blanco típico de clase media de Connecticut o Colorado… Habla con la elocuencia, claridad y amplitud de vocabulario del más eminente abogado o profesor universitario. Pero no deja de tener visibles raíces africanas, lo que implica que todo el mundo no sólo pueda identificarse con algún aspecto de él, sino que ofrece el ejemplo de una persona digna y susceptible de emular.”

Impresionante, John, en resumen, menos mal que aunque Obama es negro pero no lo es del todo, aunque si la biología no fuera tan caprichosa igual se hubiera parecido más a su madre, pero ¡qué le vamos a hacer!; y menos mal que es negro porque su padre vino de África recientemente, y no porque no habían traído a sus tatarabuelos en un barco negrero cargados de cadenas, porque si no sería victimista; y sobre todo, menos mal que no habla como un negro y que sorprendentemente es digno.

¡Vete al diablo John Carlin! Deberías apuntarte al Ku Klux Klan, versión moderada.

Y a los de EL PAÍS una recomendación: léanse los artículos antes de publicarlos.

¡Qué bochorno!

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