LOS PRINCIPIOS DE LA TEOLOGÍA NEOLIBERAL SE PUEDEN MANDAR AL LIMBO CADA VEZ QUE LOS INTERESES DE QUIEN LA DEFIENDE SE VEAN AFECTADOS

“Where have all the neoliberals gone, long time passing, Where have all he neocons gone, long time ago”

Eso podría cantar hoy Bob Dylan, al comienzo de este otoño sin flores y con los neoliberales en desbandada. ¿A dónde se han ido los predicadores de que el estado y su intervención en la economía eran el problema y no la solución?

Veamos el vertiginoso zig-zag reciente –ahora intervengo, luego no intervengo, después vuelvo a intervenir- de la Administración de George W. Bush. Primero, no hace un mes, interviene para impedir que las dos grandes hipotecarias -Freddie Mac y Fannie Mae, empresas que finalmente tenían una garantía pública desde su constitución, aunque fueran privadas- se hundan. Pero luego, después de un fin de semana en Wall Street lleno de intentos de que alguien se hiciera cargo del desastre de Lehman Brothers se vuelve a aplicar el principio del que la hace la paga y no se impide la quiebra. Claro, entendida la lección, inmediatamente después, Merrill Lynch es salvado in extremis por la compra de Bank of America. Claro que después del mensaje dado que no se puede acudir a salvar cualquier cosa, sin solución de continuidad, no queda otra que acudir al rescate de la primera aseguradora del mundo AIG a punto de quebrar.

Pero el problema es más grave: todos los ídolos de la hoguera de las vanidades de Wall Street están tambaleándose: Morgan Stanley, Goldman Sachs, HBOS, Washington Mutual… Y además las bolsas de todo el mundo se hunden. Los especuladores toman posiciones a la baja sobre todos los valores sospechosos. Todavía se hunden más. La FED no puede parar esto bajando los tipos que ya son casi 0. Y entonces Bush, se “cisca” definitivamente sin ambages en los principios neoliberales y anuncia la creación de una gran agencia que adquiera los activos tóxicos -¿quién será el agente tóxico que todo lo contamina me pregunto yo?- y prohíbe las compras a la baja a plazo y a crédito en bolsa. El coste de la medida anunciada es aún incalculable, pese a ello todos se parapetan tras el argumento de que costará a las familias americanas mucho menos que la alternativa. ¿Será ésta la primera verdad qué dicen o será otra mentira más?

Hay que fastidiarse, después de tener que aguantar lo que hemos aguantado a los dogmáticos del no intervencionismo y del libre mercado sin restricción alguna tenemos que ver esto: George W. Bush el pontífice máximo de esa nueva teología neoliberal poniendo en marcha una intervención sin precedentes que puede llegar a representar según el economista Kenneth Rogoff, entre el 7% y el 14% del PIB, o sea entre un millón o dos millones de millones de dólares.

Ahora todos claman por una supervisión que impida el caos que ha generado el liberalismo sin control. Hasta John McCain se ha convertido al intervencionismo y al control rígido de los mercados cayéndose súbitamente del caballo neoliberal que graciosamente montaba, como cayó Saulo mientras perseguía cristianos para después de la caída convertirse al cristianismo. Dice McCain que hay que limpiar Wall Street. Hay que ver esto de la proximidad de las elecciones lo que ayuda a flexibilizar las posturas.

¡Ay!, ¡si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería!