Génesis (capítulo I) Fuente: Sagrada Biblia. Traducida al castellano por Félix Torres Amat. Madrid: Apostolado de la Prensa, 1928.

…26 y por fin dijo Dios: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra: y que domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra. …28 Y les dio Dios su bendición, y dijo: Creced, y multiplicaos, y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a todos los animales, que se mueven sobre la tierra.

Haciendo caso al mandato bíblico el género humano ha ocupado todos los nichos ecológicos del planeta. La huella del hombre y de la frenética actividad humana está desde las cimas del Himalaya hasta lo más profundo de las fosas marinas, desde las tundras y hielos más allá del círculo polar ártico a los hielos del Antártida, incluyendo todas las áreas desérticas, los mares y, lógicamente el resto de los ecosistemas más amables de la tierra.

Pero, al tiempo que llenamos la tierra de humanos, nos estamos cargando al resto de las especies animales y vegetales a un ritmo frenético, poniendo en riesgo con ello nuestra propia supervivencia. Y ese no era el mandato bíblico que teníamos. Dice el Génesis (capítulo I), a continuación de lo reseñado:

…29 Y añadió Dios: Ved que os he dado todas las hierbas, las cuales producen simiente sobre la tierra, y todos los árboles, los cuales tienen en sí mismos simiente de su especie, para que os sirvan de alimento a vosotros,..30 y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos cuantos animales vivientes se mueven sobre la tierra, a fin de que tengan qué comer.

La presión creciente sobre el medio está llegando en estos últimos años a extremos inconcebibles. Los jinetes del nuevo apocalipsis medioambiental son: la destrucción de hábitats, las especies invasivas, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos. El impacto es enorme y no somos capaces ni siquiera de vislumbrar la gravedad de las consecuencias de ese cambio, en todos los órdenes, para la humanidad.

En la ONU, en 1992, se tomó el compromiso de detener la destrucción de la biodiversidad con la firma del Convenio de las Naciones Unidas sobre la diversidad biológica. El compromiso incluía: Reducir la pérdida de biodiversidad. Promover el aprovechamiento sostenible de la misma. Reducir el impacto que sobre la biodiversidad tienen las especies invasivas extrañas a cada ecosistema. Mantener la integridad de los ecosistemas. Preservar las culturas, los conocimientos y las prácticas tradicionales. Garantizar un uso justo de los beneficios derivados de la explotación de los recursos. Y comprometer lo recursos financieros para hacerlo posible.

En 2002 se reafirmó el compromiso y se fijó el objetivo de que en 2010 debería haberse producido una reducción significativa de la tasa de deterioro de la biodiversidad. ¿Lo sabíais? Ni siquiera se ha tomado nadie la obligación de divulgarlo. ¿Estamos ciegos?

Se toman compromisos serios sobre temas graves y se pasa discretamente sobre ellos ignorándolos. Además una cosa son buenas palabras y otra hechos. No se ha hecho nada. La voluntad política brilla por su ausencia. ¿Quiénes son nuestros líderes? ¿Bush, Putin, Sarkozy, Merkel, Zapatero, Berlusconi, Brown,…? No veo a ningún líder, ¿es que no quedan?

¡Necesito creer en alguien! : ¡¡¡¡OBAMAAAA!!!!