Sr. Aznar, me recuerda su actitud actual frente al cambio climático a la que tuvo Vd. mientras brindaba en una cena con un buen vaso de vino en la mano cuando soltó aquello de: ¿quiénes son ustedes para decirme a mí cómo tengo que conducir? Digo su actitud actual porque Vd. antes, cuando mandaba, se adhirió al Protocolo de Kioto y negoció las cuotas de emisión de CO2 para España, como si el asunto fuera grave, aunque luego su gobierno y el actual se hayan pasado por ese sitio, por el que algunos españoles: los chulos, castizos y machistas, se pasan a veces sus compromisos: el llamado por ellos arco de triunfo (¡qué horror de frasecita!).

Hay cambio climático y calentamiento global aunque a Vd., según sople el viento de la historia sobre su bien poblada – y mal cortada – cabellera, se le antoje interpretar esto de una manera o de otra.

Vd., como todos, está obligado a ser objetivo en cuanto a los hechos probados, aunque sea libre de interpretarlos como le plazca, pero debería ser más coherente y no cambiar de discurso como quien cambia de corbata. Claro que eso en Vd. es casi la norma; aunque debo reconocer que entre los de su oficio de político, sean cual sean las siglas a las que sirvan – porque a eso se dedican ustedes: a servir a sus siglas más que a servir a los ciudadanos que les votamos-, eso sea más común que lo contrario.

El cambio climático es un hecho y se debe al efecto de la actividad humana en el medio natural. Las consecuencias en cuanto al aumento de la temperatura, al aumento de las catástrofes naturales ligadas al cambio en el clima, al aumento del nivel del mar, a la desertificación, etc. son innegables. Puede que las consecuencias a corto plazo sean gravísimas. Aunque no es seguro que sea así, hay un consenso científico universal acerca de la estimación del riesgo, del impacto probable del mismo y del plazo al que se puede producir: enorme impacto, riesgo muy alto de que ocurra y a corto plazo.

Fíjese bien en lo que le explico, que aunque sea usted de letras esto lo puede entender muy bien cualquiera y más Vd. que es un opositor de éxito, y luego pregúntese: ¿José María, por qué no te callas?

1. Desde mucho antes de la aparición del hombre sobre la tierra, ha habido, durante centenares de miles de años, una proporción casi fija de 280 partes por millón de CO2.

2. En menos de 200 años la hemos llevado hasta 380 ppm quemando combustibles fósiles.

3. La tierra recibe la energía del sol que filtrada por la atmósfera, que nos evita la radiación más perjudicial, es en parte rebotada – sobre todo, por los casquetes polares – y en otra parte absorbida por la tierra.

4. La tierra al calentarse emite también radiación en frecuencias más bajas, en una banda infrarroja, que la atmósfera, en parte, manda hacia la tierra de nuevo. Es el efecto invernadero.

5. El CO2, el vapor de agua, el metano y los gases nitrosos son los gases que provocan el efecto invernadero y cada vez hay más en la atmósfera lo que produce un calentamiento global cuyo origen se debe, casi exclusivamente, y en su inmensa mayor parte, al impacto de la actividad humana.

6. Además el fenómeno se realimenta agravándose pues el calentamiento aumenta el vapor de agua en la atmósfera lo que aumenta el efecto invernadero y este aumenta el calentamiento…

7. Y también porque el calentamiento origina el deshielo de las masas polares lo que hace que se refleje menos energía por los espejos polares hacia el espacio con lo que aumenta más el calentamiento…

8. El mar fija ahora la mitad del CO2 que lanzamos a la atmósfera. Por si fuera poco todo lo anterior el calentamiento del mar hace que se reduzca la capacidad de fijar CO2 del mismo y a medida que el mar se calienta no absorbe tanto CO2 y va desprendiendo el que tiene almacenado lo que aumenta el efecto invernadero…

¿Va seguir Vd. diciendo lo que dijo conociendo esto, o la próxima vez va a hablar de otro tema, tal vez de nuevo irresponsablemente, dejando de nuevo a su partido, y quedando Vd., en evidencia?

Entiendo que se sienta ahora, con la edad y desde su retiro político, más libre para opinar, pero no puede dejar de sentirse responsable. Yo con los años me siento también cada vez más libre, pero no menos responsable del mundo que hemos hecho y que les dejamos a nuestros nietos. Responsabilidad es asumir las consecuencias de lo que uno dice o de lo que uno hace, y lo de ayer es una irresponsabilidad.

Ánimo D. José María, reflexione y rectifique. Piense que nunca es tarde para hacerlo. La vida empieza de nuevo cada día. El pasado ya no existe. El último pedazo de pasado que nos quedaba se nos escapó hace un momento entre los dedos. Sólo importa, de verdad, el futuro.

Y sobre todo, para cada abuelo, lo que importa es el futuro de sus nietos. Tratemos todos juntos de conseguir un mundo mejor para ellos: un sitio en el que puedan vivir. ¿Verdad que me entiende?