Ser coherente no quiere decir estar acertado, si no razonar de forma consistente de acuerdo a tus posiciones; pero a menudo si uno es coherente todo el rato es más fácil que se esté acertado que si uno sólo es coherente a ratitos. Cuando casi en una sola frase se es coherente primero e incoherente después pierde uno mucha credibilidad y es fácil pensar en aquello de la elasticidad de los argumentos y en lo de que razonar es arrimar el ascua a la sardina propia.

El presidente fundador del PP, D. Manuel Fraga, ha dicho hoy que es un «disparate» y un «error gravísimo» investigar las desapariciones de la Guerra Civil y de la dictadura franquista. Le entiendo. Me parece que desde su punto de vista es normal que piense así y que lo diga. Es coherente. Fraga, ocupó la cartera de Turismo bajo el régimen de Franco.

Pero cuando habla de Garzón dice: «Es un disparate que un señor se autodefina competente en un asunto que es muy discutible que tenga competencia nadie puesto que ya hubo leyes de amnistía» No Señor, ahora es usted incoherente, o es discutible que tenga competencia nadie o es un disparate que alguien se defina competente. ¿Me sigue profesor Fraga? Si es discutible no es un disparate. Se le vuelve a ver el plumero D. Manuel.

Ya veo que no sólo le cabe el estado en la cabeza, sino que le caben razonamientos incoherentes y coherentes a la vez casi. ¡Qué cabeza!

D. Manuel, ya ha hecho usted mucho por este país. De verdad. Ha traído a la derecha más rancia a la democracia y eso se lo agradecemos todos. Le deseo lo mejor. Se ha ganado ya el merecido descanso. ¿Por qué no se jubila?