La independencia de los Consejeros de las grandes empresas, que son quienes tendrían que velar por los intereses de los accionistas – de todos, y no de parte de ellos -, no existe. En España 138 personas son consejeros en dos o más compañías de las 133 que cotizan. Alguno como Demetrio Carceller está en seis.  Lo gracioso es que los Consejeros, en muchos casos, figuran como independientes, sin serlo; incluso a veces figuran como independientes en el mismo consejo en el que el año anterior figuraban como dominicales.

Los informes anuales de gobierno corporativo de las empresas que configuran el Ibex 35 muestran que esas empresas tienen 82 consejeros ejecutivos y 480 altos directivos, que obtuvieron en 2008 una retribución media de 915.000 euros por persona, sin contar las pagas extraordinarias, plurianuales o las aportaciones a los fondos de pensiones. Alfredo Sáenz, Consejero Delegado del Santander, encabeza el ranking con 9,3 millones y además 12 millones de euros para mejorar su fondo de pensiones. Emilio Botín, presidente de la entidad, es discreto y sólo es el cuarto mejor pagado entre los consejeros ejecutivos del banco con 5,42 millones, a lo que hay que añadir 1,78 millones por un plan trienal de opciones y lo que su fondo de pensiones se elevó:  2,65 millones. Francisco González, el presidente del BBVA, tiene 5,7 millones de sueldo, más 3,3 millones en acciones por un incentivo plurianual y 11,22 millones de aumento del plan de pensiones. Ignacio Sánchez Galán, el presidente de Iberdrola ganó 6,5 millones más una gratificación de 10,24 millones.

Éstas son compañías con miles de pequeños accionistas y con miles de trabajadores. Y esta gente tan bien pagada es la que tendría que ocuparse de defender bien sus intereses. ¿De qué se están ocupando, en realidad, aparte de llevárselo crudo? Igual les da tiempo y todo a ocuparse de mejorar la gestión para satisfacer mejor a todos los interesados: clientes, accionistas, trabajadores, etc. Pero yo, a la vista de lo que hay, lo dudo, lo dudo, lo dudo…

Insisto en que todo esto es obsceno, profundamente indecente y debería provocar la indignación de todos. Pero parece que estamos anestesiados.