Cuando las situaciones son difíciles, templar gaitas no sirve de mucho. Ser bondadoso, no es lo mismo que ser bueno. Puede que sea una de las peores formas de ser malo.

Los líderes políticos blandos no se ganan el aprecio de sus pueblos. Los buenos líderes son los que son capaces de proponer sacrificios para afrontar las situaciones de crisis.

Para eso, lo primero es llamar a las cosas por su nombre y no enredarse en disquisiciones dialécticas carentes de sentido. Estamos en crisis, es decir, en una “situación dificultosa o complicada” según el diccionario de la RAE; estamos al borde de una recesión, lo que según el citado diccionario es “una depresión de las actividades económicas que tiende a ser pasajera”: ojalá tenga razón la RAE y sea pasajera; según los economistas, la recesión es un crecimiento negativo del PIB durante dos trimestres consecutivos. Mientras tanto oímos cosas como que “la sobre aceleración de la aceleración de la caída de la actividad es severa”. Es decir, traduzco, “el frenazo de nuestra economía es de órdago; nos la estamos pegando”.

Las medidas anunciadas al comienzo de esta semana por el Presidente del Gobierno para atajar la situación son tan clamorosamente insuficientes que si no fuera por lo grave del momento parecerían una broma; en eso tiene razón el Sr. Rajoy. El Secretario General del PSOE hace unas manifestaciones hablando de no recortar “derechos”, como si así protegiera realmente a los más humildes de los efectos de la crisis. Negar la situación y hacer demagogia en tiempos así es una irresponsabilidad. El Vicepresidente Solbes da la impresión de no saber dónde meterse a la vista de la “tropa” – como diría Romanones – de gentes poco documentadas y escasamente solventes que le acompaña en el Gobierno y en el Partido que le sustenta. La oposición -bien gracias-, que acaba de volver de un sueño letárgico en el que ha estado sumida durante varios meses contemplando su propio ombligo, tratando de encontrar una salida a su situación que, todo parece indicar, finalmente no ha encontrado, sólo sabe mantener ese enfrentamiento dialéctico de nulo valor intelectual y escasa elegancia que fue el denominador común en la pasada legislatura. El Presidente Zapatero se ha contagiado del estilo y entra a las descalificaciones personales y a la bronca casi tabernaria en la que ayer se convirtió la última sesión de control al Gobierno en el Parlamento. ¿Hay alguien que sepa algo de economía en el PSOE y en el PP?; es su momento: ¡que les dejen hablar y debatir a ellos y los demás que estén atentos y procuren aprender algo! Hay que recuperar el Parlamento.

Mientras Bruselas nos previene del riesgo de entrar en déficits incompatibles, con el control a que estamos obligados por pertenecer al área euro, si no tomamos medidas serias de ajuste.

¿Nos vamos de vacaciones? ¡venga, vámonos, que es tiempo!¿Cómo será la vuelta del verano? Yo recuerdo muy bien como fue la vuelta del verano del 92. En ese Otoño los directivos y dirigentes emplearon más del 80 % de su tiempo en hablar, unos con otros, acerca de lo mal que estaba la situación; creo que este Otoño se batirá ese record.

¡Ay la que se nos viene encima!