Cuando no entiendo algo tengo cierta tendencia a pensar que es que me falta información y como soy pillo, más que malo, creo yo, aplico lo de “piensa mal y acertarás”.

¿A qué viene la ocurrencia ahora de comprar con dinero público suelo urbanizable a las empresas que lo acapararon antes y que ahora no lo pueden realizar? Dicen que es para promover vivienda social. ¡Pero bueno!, ¿a estas horas?, después de que las administraciones municipales y autonómicas, manejadas por los partidos, que es de quien depende que un suelo no urbanizable pase a ser urbanizable, se hayan dedicado a promover los pelotazos y hayan hecho dejación de su mandato constitucional de propiciar que cada español tenga una vivienda digna, llevando a mínimos históricos la construcción de viviendas sociales, ¿ahora se ponen a pensar en comprar suelo a los promotores para construir viviendas sociales? ¡Qué raro!

El suelo urbanizable ha sido acaparado por muy pocas manos en cada región; poquísimas; qué se lo pregunten a Fernando Martín por ejemplo, pero en todos los sitios pasa lo mismo, monopolizaron el suelo disponible y especularon con él para subir y subir los precios. ¿Qué hacía la agencia que debe proteger la competencia? Nada, mirar para otro lado. ¿Qué hacían las administraciones públicas? Facilitar el fenómeno y aprovechar la coyuntura para financiarse. A veces se financiaban también los partidos y de paso los gestores del entramado metían también la mano; hay un montón de ejemplos conocidos y el tufo de que hay muchos más invade la atmósfera hasta hacerla irrespirable por pestilente. Esas empresas están ahora, en muchos casos, atrapadas porque para hacerse con el suelo se endeudaron hasta más allá de lo razonable. Al frenarse en seco la venta y la promoción de viviendas y tener que seguir pagando los créditos esas empresas tienen que suspender pagos y tal vez quebrar. Eso les ha ocurrido a los avariciosos que creían que esta fiesta no tenía fin. Como las moscas golosas han quedado presas de patas en el pastel. Otros, los más listos, -Manuel Jove, quien vendió Fadesa a Martín- se salieron a tiempo. ¡Qué risa le tiene que dar a Jove pensar en cómo vendió de bien lo suyo!

Lo que no tiene el menor sentido es que quien tiene en su mano generar suelo público, condicionando que parte de él se libere para construir viviendas sociales, no lo haya hecho, y que ahora que los especuladores favorecidos por ellos están en apuros se acuerden de los pobres para comprarles el suelo con la pretensión de reservarlo para vivienda social y de paso sacar del atolladero a esos parásitos que ellos han engordado. Pero bueno, ¿no habían podido hacerlo a tiempo? ¿Será que se les ha ocurrido otra manera de volver a sacar tajada?

Menos bromas, por favor, que somos ya todos mayores.