El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

¿CRISIS DE VALORES?

El crecimiento sin parones, la prosperidad continua, una vez más, se ha mostrado imposible, utópica. Estamos en una profunda crisis. ¿Es una más? ¿No estaremos en lo que estamos por una crisis de valores que va más allá de la propia crisis económico- financiera y que estaría en la base de todo?

Los siete pecados capitales de la humanidad denunciados por Gandhi, eran:

Política sin principios

Comercio sin moral

Riqueza sin trabajo

Educación sin carácter

Ciencia sin humanidad

Placer sin consciencia

Religión sin sacrificio

Parece que nos hemos pasado mucho insistiendo en esos pecados sociales durante décadas. ¿Estamos ante la necesidad de un cambio no sólo de modelo económico y social, sino ante un cambio de escala de valores? Todo parece indicar que así es. Los problemas que afrontamos necesitan un enfoque global, instituciones globales, mecanismos de control globales, solidaridad global. ¿Tendremos el coraje de afrontar el reto?

Veo algunas señales positivas, pero me falta ver un golpe firme de timón que suponga un drástico cambio de rumbo, que es lo que hace falta. Algunos me reprochan que clame a favor de la aparición de nuevos líderes capaces de conducirnos. El que necesitemos líderes no excluye que la mayor fuerza transformadora es la de cada uno de nosotros tiene si la ejerce en su propio ámbito.

Pero atención, estos tiempos son proclives a la aparición de falsos profetas y cínicos de todo tipo que tratarán de aprovecharse para propagar sus credos de consumo fácil. Nada es simple, ninguna salida será lineal. No hay fórmulas mágicas. Habrá que trabajar duro y cambiar muchos comportamientos y actitudes. Desconfiad de los que vengan a engañaros otra vez con apriorismos dogmáticos; me da igual que vengan de la derecha que de la izquierda. ¡No hay soluciones dogmáticas simples a los problemas que la humanidad afronta! Cualquier simplificación será, sencillamente, una mentira.

6 Comentarios

  1. Advertimos un desequilibrio fundamental e innegable: la preferencia por las cosas en perjuicio de los hombres. El proceso histórico ha acabado volcándose como una catarata en la multiplicación, diversificación y creación de cosas, en vez de tender al perfeccionamiento de los hombres. Es un desarrollo material más que humano. Y por mucho que los hombres de hoy nos creamos superiores, ¿de veras lo somos?, ¿hemos concebido ideas más elevadas o sentimientos más nobles?
    Se mida como se mida el desarrollo de la técnica ha sido incomparablemente más acelerado que el de la ética, el arte, la sensualidad y la serenidad. Ante la catarata de objetos cabe hablar de un cáncer que tiene su metástasis en ramalazos aislados de un disfrute desintegrado que le permiten seguir recordando a su viejo y estable orden.
    Se trata de vivir y de organizar la vida colectiva, logrando además que de los intercambios mercantiles y cuantificados se tenga la conciencia de que jugamos un papel y una identidad como colectivo y como seres humanos.
    El productivismo, el time is money, la eficiencia, el mercado ¿eran esos los valores supremos? Creo que en el arte de vivir tal vez estos valores no lo sean.
    Europa, desde Grecia, adquirió el sentido del “límite”: némesis. Y Némesis era esencialmente -así lo proclama el modius sobre la cabeza de las efigies- la diosa de la medida, del derecho. La que castigaba a los que traspasaban los límites puestos por los dioses. La conciencia del límite estaba muy profundamente arraigada en la sabiduría clásica, en la manera de vivir de los clásicos. Después, Europa adquirió el sentido de los valores religiosos. Y más tarde, el sentido de los valores humanísticos. Y entre otras grandes culturas tan respetables como las orientales que hay en el mundo, una cultura del “límite” puede jugar, debe jugar y tiene que jugar un gran papel.
    ~
    La educación difícilmente se puede esperar del sistema, porque el sistema está interesado en darnos precisamente aquella educación que nos hace consumistas. Por tanto seguiremos con el consumismo y con la economía de mercado. Pero ¿cómo conseguir ese otro desarrollo basado en otra escala de valores? Es indispensable educar.
    ~
    Os dejo con estas reflexiones en su mayor parte entresacadas del libro de Jose Luis Sampedro, Economía Humanista.

    Que tengáis una buena entrada de semana y de otro mes, que parece viene con desequilibrios metereológicos. Saludos afectuosos!!

  2. Cierto, mantengámonos mansitos y esperemos a ese líder que nos diga que ideología consumir a partir de ahora.

  3. Milord, relea atentamente:
    «El que necesitemos líderes no excluye que la mayor fuerza transformadora es la de cada uno de nosotros tiene si la ejerce en su propio ámbito»
    Relea también los siete pecados.
    Luego, si puede y quiere, argumente. Trataremos de contestarle, si es que podemos.
    Pero lo que dice en su comentario último no da para mucho debate.
    Un saludo.

  4. Ishtar acabo de leer el libro de Sampedro que citas y más allá de que son artículos muy antiguos se puede apreciar que el profesor era clarividente casi siempre, aunque a veces, ¿quién no?, un poco sectario. Pero poco.
    Me encantó el libro.
    Lo de la cosificación tiene que ver con el querer tener en lugar del querer ser que otro día ya comentamos.
    Un saludo.

  5. Creo que hay tantas crisis como personas, pero dicen que es una, económica y global.

    Se me ocurre esta crisis como un pequeño sarpullido, efecto del virus de ceguera general que nos afecta desde que el hombre se dio cuenta que existía.

  6. Guillermo Suárez

    febrero 3, 2009 at 1:00 am

    ¿Será que tal vez hubo un momento en el que sustituimos las ideologías, la moralidad o el simple sentido común por la economía? ¿Será que el triunfante liberalismo democrático de Fukuyama no es tan triunfante ni tan democrático?

    A lo mejor Fuku retoma su teoría y nos vuelve a sorprender como cuando se divorció del neoconservadurismo (http://www.guardian.co.uk/books/2006/mar/25/shopping.politics).

    En cualquier caso para que haya crisis de valores primero tiene que haber unos valores, que yo por más que busco no acabo de encontrar, y cuando creo que los he ubicado, éstos ya han vuelto a cambiar.

    El próximo que diga «crisis» pierde.

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