Aspiramos a recuperar cuanto antes la senda del crecimiento y a equilibrar nuestra balanza de pagos. Estamos comprometidos con el protocolo de Kioto, aunque hasta ahora este compromiso sea sólo formal y hayamos incumplido nuestras obligaciones de limitar las emisiones de CO2 flagrantemente. ¿Caben estos objetivos renunciando a la energía nuclear? Me temo que no.

Además nuestra dependencia energética es un problema estratégico de primer orden. O dependemos del gas argelino o libio, o del ruso. Con el petróleo hay alguna opción más.

Por si fuera poco necesitamos reequilibrar nuestra balanza de pagos en la que el peso de la importación de energía es una losa tremenda.

Creo que la energía nuclear es una opción con pros y contras pero probablemente sea imprescindible para nosotros. En todo caso es imprescindible el debate sobre su conveniencia.

¿Se atreverán los políticos españoles -unos y otros- a cumplir con su obligación de debatir los asuntos importantes que afectan a todos abiertamente o seguirán pensando sólo en ellos mismos y en sus intereses sectarios sin atreverse a proponer nada que ponga en riesgo sus expectativas a corto plazo?