El destino de Perú parece ser elegir para la Presidencia de la República entre lo malo y lo peor. Es el efecto perverso de la elección a dos vueltas.
Recuerdo que viví en Lima el final de la campaña electoral anterior en donde debían elegir entre un pésimo conocido: Alán García –un aprista que en su mandato anterior puso a la República al borde del abismo económico y social- y un pésimo por conocer: un Ollanta Humala radical y de matiz claramente chavista.
Luego las segundas partes han sido buenas y no malas y Perú, con una política muy razonable ha mejorado mucho su economía en el mandato de García y mucha gente ha salido de la miseria, aunque la desigualdad siga siendo lacerante y siga habiendo muchísima pobreza extrema.
Ahora la elección era entre un Humala: ahora reconvertido por Lula da Silva al socialismo moderado y, algo alejado de Chaves, y Keiko Fujimori: cuyo padre –ex Presidente de la República- sigue en prisión por los muchos delitos que acumuló como Presidente. Parece un mal sueño. La elección ha sido reñida y Ollanta Humala será el Presidente.
¿Volverán a tener suerte mis amigos peruanos?: Ojalá sea así. ¡Cosas más raras hemos visto!