El comercio de la confección liderado entre otros por dos grandes cadenas españolas ZARA y MANGO – pero no sólo ellas: ahí están el resto de las cadenas de INDITEX, las cadenas de CORTEFIEL, NECK&NECK, GOCCO, etc.- ha logrado una gran revolución que ha abaratado muchísimo los artículos, poniendo así la moda al alcance de todo el mundo, mejorando tremendamente la eficacia de toda la cadena, permitiendo además una enorme acumulación de capital para sus empresarios. Ha sido un fenómeno con ganancias para todos.

Hasta ahora, contra lo sucedido en el comercio detallista de la confección de prendas de moda, o de comercialización de muebles, etc., el desarrollo de los llamados “Category Killers”, grandes cadenas especializadas en una categoría, no ha traído como consecuencia una mejora de la eficacia de la cadena de suministros de los productos de alimentación y droguería vista en su conjunto. El desarrollo de las grandes cadenas de hipermercados y supermercados lo único que ha traído -como consecuencia de la concentración y de la integración vertical hacia atrás, englobando el papel del mayorista en todos los “mercas” y lonjas del país- ha sido un incremento brutal y escandaloso de los márgenes de las distribuidoras. Nada de bajadas de precios a los clientes finales.

¿Por qué no ha ocurrido lo mismo que con la moda con el comercio de alimentación? Me refiero al abaratamiento de los precios, naturalmente, no a los beneficios de las cadenas. Resulta paradójico que en entornos más bien de volumen, como son los de alimentación y droguería -en donde la diversidad en la forma de competir entre unos y otros es más escasa que en la comercialización de confección de moda, que por tanto serían entornos con más posibilidades para la especialización- no se haya desencadenado hasta ahora una guerra de precios para incrementar la cuota de mercado que haya llevado a reducir los márgenes. Este fenómeno anómalo es el reflejo de una concentración excesiva de la oferta que en la práctica resulta oligopolística, oligopsonística y severamente restrictiva de la competencia. Muchas cadenas de supermercados pertenecen a cadenas de hipermercados y muchos de los mercados en origen están también controlados por un efectivo oligopsonio integrado por estas grandes cadenas. En la práctica están abusando de su posición dominante, machacando de un lado a los agricultores, pescadores, ganaderos y fabricantes de alimentos, y a los consumidores finales del otro.

Ahora parece que va a haber guerra de precios. ¡Ojalá! Falta nos está haciendo. No llegará la sangre al río.

La administración que debería ocuparse de que la competencia estuviera asegurada en toda circunstancia sigue desaparecida.

http://www.elpais.com/articulo/andalucia/tiron/marcas/blancas/crisis/amenaza/sector/alimentario/elpepiespand/20090308elpand_10/Tes

http://www.elpais.com/articulo/economia/Ley/Comercio/elimina/licencia/autonomica/supermercados/elpepieco/20090302elpepieco_3/Tes

http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/Mercadona/cambia/mentalidad/afrontar/crisis/elpepiespval/20090306elpval_17/Tes