Entre 2004 y 2008, el área de América Latina y el Caribe creció a un ritmo de 5,3% anual. El crecimiento del PIB en el período fue mayor en Venezuela, que creció a un ritmo del 10,5% anual, Argentina, un 8,4% y Perú, un 7,4%. El crecimiento no sólo tuvo que ver con los altos precios del petróleo; en conjunto, los países exportadores de petróleo de la región crecieron al ritmo de un 5,7% anual, y los importadores 5,3%.

Tras ese período de alto crecimiento en toda el área, la recesión en Estados Unidos y Europa y la caída de los precios de las primeras materias la crisis están llegando a afectar a la región, que había basado su crecimiento, precisamente, en la fuerte demanda exterior y en los altos precios de las primeras materias que la región produce.

En este año, 2008, el PIB de la zona aumentará el 4,4%, que aunque es una tasa inferior a la del año anterior, 5,7%, sigue siendo aún alta. Las reservas y los superávits en cuenta corriente que tenían la mayor parte de estos países, derivadas de sus sanas políticas monetarias, han amortiguado el impacto de la brusca caída de las exportaciones que aumentaran sólo un 1,7% en 2008 en comparación con el 5% de 2007; el balance por cuenta corriente de la región pasará de un superávit del 0,5% del PIB a un déficit de igual magnitud de un año a otro. La caída de las importaciones de los Estados Unidos perjudicó especialmente a México, pues las exportaciones a su vecino norteño pasaron de crecer un 3,3% en 2007 a caer un 0,9% en 2008. Eso ha hecho que México haya pasado de crecer un 3,2% en 2007 a un 2% que crecerá en 2008. También el crecimiento en Argentina disminuyó, del 8,7% en 2007 al 6,6% que se estima para 2008, por el doble efecto de la caída del consumo interno y la caída de las exportaciones. Brasil crecerá 5,2%, por la pujanza del consumo interno, de la inversión, y por una mejor evolución de sus intercambios exteriores.

Con la crisis, muchos fondos se han retirado de los mercados de valores latinoamericanos; entre el 15 de septiembre, y finales de octubre, los mercados de valores perdieron la mitad de su valor en dólares.

La retirada masiva de fondos también provocó la brusca depreciación de las monedas respecto del dólar, en particular las de Brasil, Chile y México. Los bancos centrales de Argentina, Brasil, Chile y México vendieron dólares para impedir que sus monedas bajaran aún más. México ofreció financiación directa a los bancos comerciales. Brasil flexibilizó los requisitos de reservas, eliminó los impuestos sobre la inversión extranjera, autorizó a los bancos estatales a adquirir participación en instituciones financieras y permitió al banco central realizar operaciones de intercambio de monedas con otros bancos centrales. También se disparó el coste de financiación de la deuda de los gobiernos y empresas en los mercados internacionales; se desaceleró la inversión y se restringió gravemente la financiación del comercio internacional. Se ha llegado a la casi desaparición de las líneas de crédito a la exportación. Entre la desaceleración de la demanda de importaciones por parte de los países de ingresos altos y la falta de financiación, la exportación ha caído de golpe.

Aunque en las siete economías más importantes de la región la inflación continúa siendo mucho más alta que a principios de 2007, parece haber alcanzado su máximo en julio o agosto de 2008. La región se ve afectada por la disminución de los precios de los productos básicos (que trajo grandes ventajas para los exportadores de alimentos y petróleo cuando estuvieron al alza), por los menores flujos de remesas y por la creciente inflación.

En la zona, 28,3 millones de personas, el 5,1% de su población, está trabajando fuera: Estados Unidos, España e Italia son los principales receptores. Las remesas de los trabajadores expatriados suponen, para ocho países de América Latina, más del 10% del PIB. México es el mayor receptor de remesas: recibe US$25.000 millones. Pero la contracción del mercado inmobiliario de los Estados Unidos y la consecuente pérdida de empleos en la construcción ya han causado una caída del 4,2% en éstas.

Se prevé que el crecimiento de Brasil disminuirá del 5,2% en 2008 al 2,8% en 2009. La inflación ya ha comenzado a moderarse, como consecuencia del aumento de los tipos de interés del Banco Central de Brasil, y por la caída de los precios de los productos básicos. Se prevé que descenderá del 6,3% en 2008 al 4,8% en 2009. Brasil tendrá déficit en la balanza por cuenta corriente en 2009 con toda probabilidad. México, tan dependiente de Estados Unidos tendrá un brusco parón en su crecimiento en 2009. Las exportaciones se reducirán por segundo año consecutivo y lo harán seriamente, en un 5%, en 2009. Argentina sufrirá la mayor caída del crecimiento en toda la región. Perú, también bajará de las tasas de cuatro años estos últimos años que eran del orden del 8%.