El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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RETOS DEL SIGLO XXI. AGUA PARA TODOS

Este planeta debería llamarse Agua en lugar de Tierra. Tres cuartas de la superficie terrestre están ocupadas por el agua. Sólo el 25 % es tierra firme. En los mares y océanos está más del 97 % del agua del planeta, es agua salada. Sólo el 2,75 % del agua es agua dulce. La mayor parte -2 %- está en forma de hielo en los casquetes polares y glaciares. Menos del 0,7 % es agua en los acuíferos subterráneos. El 0,1 % es el agua en los lagos de agua dulce. En forma de humedad en el suelo está el 0,005%. Como vapor de agua en la atmósfera el 0,001 %. Y en los ríos y arroyos superficiales sólo el 0,0001%. También los organismos vivos son más agua que ninguna otra cosa; formando parte de la biosfera está el 0,00004% del agua del planeta. ¡Sobra agua! ¿No?

El agua en el planeta está sometida a un ciclo. La energía que recibimos del sol evapora agua de los mares y océanos, fundamentalmente, que se incorpora a la atmósfera. El vapor de agua a medida que asciende se condensa parcialmente, y en forma líquida -gotitas minúsculas- queda en ella formando las nubes que dan lugar a la lluvia y la nieve sobre la tierra. Esas precipitaciones acaban en el mar cerrando el ciclo. Las precipitaciones no se reparten de forma regular. Las zonas ecuatoriales reciben mucha agua todo el año. A medida que nos alejamos del ecuador, hacia el Norte o hacia el Sur, en las zonas tropicales y subtropicales, las precipitaciones son algo menores y son estacionales -una estación húmeda y una estación seca al año-, hasta que llegamos a las zonas áridas en donde prácticamente no llueve nunca y cuando lo hace suele ser torrencialmente: los desiertos. Más al Norte y más al Sur hay un régimen marcadamente estacional, de tiempo muy variable -más variable en el hemisferio Norte por que tiene más masa continental que el Sur- sometido a constantes cadenas de perturbaciones -borrascas- que viajan hacia el este y que son generadas por unas corrientes de aire frío a una altura de 10.000 metros -las corrientes en chorro-. Todo esto se ve influido también por las corrientes oceánicas que transportan agua fría de las zonas polares a las más cálidas y de las más cálidas a las polares, girando en el sentido de las agujas del reloj en el Norte y en el contrario en el Sur, por la aceleración de Coriolis provocada por el giro de la tierra sobre sí misma.

Los humanos levamos 100.000 años sobre la tierra. Pero hace 10.000 años experimentamos el gran cambio como especie con la aparición de la agricultura. Las primeras aglomeraciones humanas se situaron al lado de los grandes sistemas fluviales. El antiguo Egipto en torno al Nilo; las culturas asiáticas en torno a Mesopotamia -Μεσοποταμία: en medio de los ríos- la zona geográfica entre el Tigris y el Éufrates, en Irak, en donde la Biblia sitúa el paraíso terrenal y el origen de la vida humana; las culturas indias instaladas en las llanuras del Ganges, el Indo y el Brahmaputra; el delta del río Mekong, la cuenca del Yangtzé y del río Amarillo en China, etc.

La base de la alimentación humana depende de cultivos que dependen de la disponibilidad de agua de las precipitaciones o la canalizada para el riego: arroz en donde hay precipitaciones abundantes y continuas; maíz y arroz en las zonas sub húmedas sin regadío; trigo, mijo y sorgo donde hay menos precipitaciones. En zonas áridas, donde no hay posibilidades para el cultivo agrícola, la utilización del suelo es la ganadería extensiva: el pastoreo. En muchas zonas áridas no se puede hacer ningún aprovechamiento para la alimentación.

La presión humana sobre el agua es creciente. Pero estamos tocando el límite. La mayor parte de las grandes cuencas hidrográficas están sometidas a tal grado de explotación, con presas y sistemas de canalizaciones para el riego, que los ríos ya no desembocan en el mar. 1.400 millones de personas viven en esas llamadas cuencas cerradas. Los ríos sometidos a sistemas de presas necesitan para mantener los ecosistemas asociados un caudal ecológico mínimo que en muchos casos no se respeta. Algunos grandes lagos de agua dulce han desaparecido recientemente por la explotación de las cuencas que los alimentaban: mar de Aral, lago Tchad, etc.

La explotación de los acuíferos subterráneos está llevando los niveles freáticos cada vez a mayor profundidad. Mucha del agua de estos sistemas subterráneos es agua fósil, que una vez consumida no se puede reponer por las precipitaciones por estar entre capas impermeables. Algunas zonas con acuíferos sobreexplotados se han colapsado hundiéndose varios metros, como en alguna región de la India.

Todo esto se exacerba con el calentamiento global que está originando la desaparición de muchos glaciares y nieves perpetuas que alimentan las cuencas hidrográficas y con el efecto que el cambio climático provoca, aumentando los períodos de sequía y los episodios de lluvias extremas en todo el mundo. Al sur del Sahara –los países del Sahel-, el Cuerno de África, Israel y Palestina, Oriente Medio, Pakistán, Afganistán, los países de Asia Central, las llanuras del Indo y el Ganges, la llanura del norte de China, el Sudoeste de los Estados Unidos y el Norte de México, la cuenca australiana del Murray-Darling son las zonas sometidas a mayor cambio y a mayor crisis por el agua.

Más de 20 países reciben más de la mitad del agua desde otro país con los riesgos de conflicto que eso supone. Muchos conflictos tienen como telón de fondo el agua y en el futuro habrá más. Lo raro es que no haya más guerras por el agua de las que ya hay.

Hay más de 1.000 millones de personas sin acceso al agua potable. El 40% de los habitantes del mundo actualmente no tiene la cantidad mínima necesaria para el mínimo aseo.

El reto es detener la explotación insostenible de los recursos hídricos por parte de todos los países y elaborar planes integrados de ordenación de los recursos y de aprovechamiento eficiente del agua. El principal objetivo del Decenio 2005-2015 «El agua, fuente de vida» auspiciado por la ONU es promover las actividades orientadas a lograr el cumplimiento de los compromisos contraídos en relación con el agua. Entre los compromisos del Milenio está reducir a la mitad la proporción de personas que viven sin acceso al agua potable y al saneamiento básico para 2015.Tampoco estamos haciendo los deberes en este tema.

No sólo el petróleo es un recurso escaso. Tenemos otro gran reto pendiente con el agua.

RETOS DEL SIGLO XXI. DETENER EL ANIQUILAMIENTO DE LA BIODIVERSIDAD

Génesis (capítulo I) Fuente: Sagrada Biblia. Traducida al castellano por Félix Torres Amat. Madrid: Apostolado de la Prensa, 1928.

…26 y por fin dijo Dios: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra: y que domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra. …28 Y les dio Dios su bendición, y dijo: Creced, y multiplicaos, y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a todos los animales, que se mueven sobre la tierra.

Haciendo caso al mandato bíblico el género humano ha ocupado todos los nichos ecológicos del planeta. La huella del hombre y de la frenética actividad humana está desde las cimas del Himalaya hasta lo más profundo de las fosas marinas, desde las tundras y hielos más allá del círculo polar ártico a los hielos del Antártida, incluyendo todas las áreas desérticas, los mares y, lógicamente el resto de los ecosistemas más amables de la tierra.

Pero, al tiempo que llenamos la tierra de humanos, nos estamos cargando al resto de las especies animales y vegetales a un ritmo frenético, poniendo en riesgo con ello nuestra propia supervivencia. Y ese no era el mandato bíblico que teníamos. Dice el Génesis (capítulo I), a continuación de lo reseñado:

…29 Y añadió Dios: Ved que os he dado todas las hierbas, las cuales producen simiente sobre la tierra, y todos los árboles, los cuales tienen en sí mismos simiente de su especie, para que os sirvan de alimento a vosotros,..30 y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos cuantos animales vivientes se mueven sobre la tierra, a fin de que tengan qué comer.

La presión creciente sobre el medio está llegando en estos últimos años a extremos inconcebibles. Los jinetes del nuevo apocalipsis medioambiental son: la destrucción de hábitats, las especies invasivas, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos. El impacto es enorme y no somos capaces ni siquiera de vislumbrar la gravedad de las consecuencias de ese cambio, en todos los órdenes, para la humanidad.

En la ONU, en 1992, se tomó el compromiso de detener la destrucción de la biodiversidad con la firma del Convenio de las Naciones Unidas sobre la diversidad biológica. El compromiso incluía: Reducir la pérdida de biodiversidad. Promover el aprovechamiento sostenible de la misma. Reducir el impacto que sobre la biodiversidad tienen las especies invasivas extrañas a cada ecosistema. Mantener la integridad de los ecosistemas. Preservar las culturas, los conocimientos y las prácticas tradicionales. Garantizar un uso justo de los beneficios derivados de la explotación de los recursos. Y comprometer lo recursos financieros para hacerlo posible.

En 2002 se reafirmó el compromiso y se fijó el objetivo de que en 2010 debería haberse producido una reducción significativa de la tasa de deterioro de la biodiversidad. ¿Lo sabíais? Ni siquiera se ha tomado nadie la obligación de divulgarlo. ¿Estamos ciegos?

Se toman compromisos serios sobre temas graves y se pasa discretamente sobre ellos ignorándolos. Además una cosa son buenas palabras y otra hechos. No se ha hecho nada. La voluntad política brilla por su ausencia. ¿Quiénes son nuestros líderes? ¿Bush, Putin, Sarkozy, Merkel, Zapatero, Berlusconi, Brown,…? No veo a ningún líder, ¿es que no quedan?

¡Necesito creer en alguien! : ¡¡¡¡OBAMAAAA!!!!

RETOS DEL SIGLO XXI: EL MUNDO YA ES MÁS URBANO QUE RURAL

Hace 10.000 años, con la aparición de la agricultura, la especie humana, que había ido desarrollándose como cazadora y recolectora en las áreas más favorables del planeta para esas actividades -estuarios, riberas de los ríos, zonas costeras, entornos de climas más templados- empieza a liberar áreas boscosas para las actividades agrícolas a través de la deforestación, modificando radicalmente el entorno natural, y comienza a vivir en ciudades. El desarrollo al principio es lento. En el año 1800 la gente que vivía en las ciudades era el 10 % de la población total; pero en 1900 el 13 %; en 1950, el 29 %, en 2000, el 47 %. A finales de 2007 la mitad de la población vive ya en ciudades. Somos 6.600 millones en total, repartidos en dos mitades: la rural y la urbana. Y a partir de ahora el mundo será cada vez menos rural y cada vez más urbano. La previsión es que en 2030 el 60 % de los 8.300 millones de humanos viva en ciudades. Es decir los 1.700 millones de incremento de población que se dará entre hoy y el año 2030 serán todos urbanitas, y vivirán, principalmente, en las megalópolis de los países en desarrollo. La población en áreas rurales quedará en 3.300 millones.

Viajo a menudo a México desde hace años y cada vez me deja más atónito la contemplación desde el aire de esa ciudad inmensa. Viéndola un par de veces cada año, desde hace siete, se ve literalmente la película del cambio. Uno se pregunta ¿hasta dónde va a llegar esa acumulación de población aparentemente imparable? En mi último viaje, llegué desde San José de Costa Rica, en pleno día y, cosa insólita, con un día muy limpio y claro. Volamos sobre la ciudad más de media hora y pude contemplarla a gusto. México es absolutamente descomunal y absolutamente caótica, ciertamente inimaginable, realmente increíble. 25 millones de personas amontonadas, abarrotando un espacio urbano, con las casas trepando por los cerros, cada vez más arriba, colgándose casi desesperadamente de las laderas. Te quedas mudo, absorto, sobrecogido, perplejo. No es concebible para la mente humana lo que se contempla aunque se esté viendo. No te cabe en la cabeza que la cuarta parte de los mexicanos vivan en el DF.

El desarrollo humano hubiera sido imposible sin las ciudades. El aumento de la productividad en el campo es la clave para ir liberando mano de obra agrícola y propiciando que ésta se concentre en las ciudades, en donde el desarrollo tecnológico facilitó la producción en masa y más tarde el desarrollo de los servicios en las sociedades urbanas y la terciarización de la economía. La vida en las ciudades representa muchas ventajas: facilita una mayor productividad, posibilita un mayor progreso tecnológico, disminuye los costes energéticos, propicia la construcción de mejores infraestructuras básicas: de transportes, hospitalarias, educativas, etc. Pero también supone grandes problemas. No todo el que se desplaza hacia las ciudades lo hace impulsado por el incremento de la productividad en el campo. Muchos lo hacen impulsados por la más absoluta miseria en busca de oportunidades en la ciudad, que finalmente no aparecen, con el efecto de una tremenda y dramática acumulación de pobreza en los suburbios, con una degradación imparable del entorno natural, con un aumento de la inseguridad a niveles desconocidos hasta ahora, con un aumento galopante de las enfermedades infecciosas, y de otras enfermedades, consecuencia de la mala alimentación y del estilo de vida urbano, como la obesidad, el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, etc.

La resolución de los problemas de las grandes ciudades del mundo en vías de desarrollo tampoco parece que estén al alcance de la mágica mano del mercado que todo lo arregla. Tendremos que hacer algo más. Otro reto para el siglo XXI.

RETOS DEL SIGLO XXI: ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA

Más de 1.000 millones de personas viven con menos de 1 dólar por día, lo que les condena a pasar hambre, a estar desnutridos: su alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas mínimas.

Os comentaba el otro día en mi post G-8 QUÉ VERGÜENZA PLANETARIA, que el primer compromiso asumido por toda la comunidad internacional en los ocho objetivos del milenio era erradicar la pobreza extrema y el hambre. Parecía que esta vez iba en serio. Pero Bush se ha encargado, como con casi todos los compromisos internacionales asumidos, a echarle agua al vino durante sus dos mandatos. Pero ahora, con la crisis, empiezan a extenderse al G-8 las reacciones tibias con esos compromisos, como pudimos ver hace una semana.

Debemos recordar y recordarles constantemente que esos ocho compromisos, que iremos comentando, son una obligación para todos. Y que nos va demasiado a todos en lograrlos.  Es un problema que se puede arreglar. Se sabe cómo hacerlo y los medios para lograrlo son asumibles para la Comunidad Internacional. Sólo falta recuperar la plena voluntad política para hacerlo. La que llevó a tomar el compromiso.

Somos hoy 6.600 millones de personas, pese a la disminución de la tasa de fertilidad en el mundo -especialmente en el rico- en unos pocos años, en 2050, seremos según las previsiones medias, algo más de 9.000 millones. Mientras el mundo rico seguirá estando integrado casi por los mismos 1.200 millones de personas, será en los países más pobres en donde se vaya a producir el incremento desde los 5.200 millones actuales a los 7.800 millones: 1.000 millones más en África y 1.300 millones más en Asia. ¿Os parece que hay que preocuparse? El problema debe ser atajado inmediatamente.

Si bien es cierto que la riqueza en el mundo no para de aumentar y que ha disminuido globalmente el número de pobres, especialmente en Asia, la trampa de la pobreza extrema en la que se hayan atrapados esos 1.000 millones de personas es una situación inmoralmente insostenible para la humanidad, que tiene solución y que el mercado no va a arreglar.

El año en que yo nací, los ricos eran un tercio de la población del planeta. Hoy, 60 años después, los ricos sólo somos la sexta parte de esa población. La desigualdad en el mundo no para de crecer. En el año 1800 la nación más rica de la tierra -Inglaterra- era tres veces más rica que la más pobre -en el África subsahariana-. Hoy la nación más rica de la tierra -USA- es veinte veces más rica que la más pobre. En 200 años el desfase, la desigualdad, se ha multiplicado tremendamente y sigue incrementándose.

En el África subsahariana las mujeres se ven impelidas a tener hasta seis hijos, para poder asegurar tres varones, lo que, dada la elevadísima mortalidad infantil, garantiza que, al menos, uno de los varones, el probable superviviente, pueda hacerse cargo de los padres ancianos. Eso condena a todos ellos -padres e hijos- a la miseria. No se sabe cuál es la causa y cuál el efecto. Pero da igual. Es una espiral en la que están atrapados y de la que solos no podrán salir. Las tasas de fertilidad total femenina –número de hijos por mujer- son en África  5 y son todavía mayores en los países al sur del Sahara: Níger 7,5, Mali, 6,7, Chad, 6,5, Sierra Leona, 6,5, Burkina Faso, 6,4, etc. Esas tasas se asocian a tasas de mortalidad infantil elevadísimas, alto índice de población rural, deterioro medioambiental irreversible, analfabetismo, inasistencia a las escuelas de las niñas, etc.Las consecuencias alimentan las causas.

Las mayores brechas de renta en el planeta se producen entre la zona africana, la ribera sur del Mediterráneo, y la zona europea, la ribera norte, y entre la frontera entre México y EEUU. España está en la raya de la brecha. ¿Os extraña que estemos sometidos a fuertes tensiones migratorias? ¡No se le pueden poner puertas al campo! La inmigración no es el problema es simplemente un síntoma de un problema mucho más grave. Lo tenemos que solucionar y, entre todos, lo podemos solucionar.

¡VIVA MÉXICO! Y ¡GRACIAS, MÉXICO !

Ayer José Bono, en nombre de todos los españoles, agradeció al presidente de México, Felipe Calderón, la acogida a más de 30.000 españoles que se exilaron tras la Guerra Civil. Entre ellos estaba mi tío abuelo Roberto Fernández-Balbuena, reconocido pintor, que fue Subdirector Ejecutivo del Museo del Prado y Presidente de la Junta de Incautación de obras de Arte con la República, contribuyendo desde ese puesto a salvar mucho de nuestro patrimonio, en esos terribles días. El tío Roberto trabajó junto a mi abuelo, Gustavo Fernández-Balbuena, el mejor arquitecto de su generación a juicio de Giner de los Ríos, en su estudio, en el Madrid de los años 20 y primeros 30. Gracias a México por él y por todos los que fueron acogidos generosamente por este país hermano.

Ahora mi hijo Gustavo vive en México con su familia, desde hace años, y, claro, viajo a menudo aquí a ver a mis nietos mexicanos…, bueno, a mis hijos también vengo a verlos. Eso me permite disfrutar de la hospitalidad de esta gente increíble. No hay ningún país en el mundo en el que un español se sienta más en su casa que éste. Yo aquí, para los amigos mexicanos de mis hijos, con los que me encanta departir -platicar dicen ellos-  soy D. Gus -me encanta-. También tengo muchos alumnos mexicanos cada año. ¡Vamos que me siento muy cercano a México!

Pero quiero contaros algo más sobre México, desde el punto de vista de las relaciones comerciales con España. México es la mayor economía de Latinoamérica, la decimocuarta del mundo y crece fuertemente. Yo puedo ver, en mis frecuentes visitas, el progreso en la calle. Es una de las economías más abiertas del mundo, con un índice de apertura de más del 50 %. España es el segundo país proveedor de la UE y el décimo entre todos los del mundo. Pero somos el 2º inversor en México, sólo por detrás de EEUU. En 2007, por vez primera, la inversión europea en México superó a la estadounidense, gracias al liderazgo de España, cuya inversión acumulada ronda los 30.000 millones. Las exportaciones españolas, que sólo suponen el 1,42 % de las importaciones de México, han crecido fortísimamente en el pasado reciente -casi el 70 % entre 2000 y 2005, y un 27,6 % en 2006-.

El Presidente Calderón piensa que España es un socio estratégico para México y piensa en atraer fondos para financiar su Plan de Infraestructuras, -30.000 millones de euros anuales, durante los próximos cinco años-. México ha crecido un 3,7% en el primer trimestre de este año, «a pesar del estancamiento económico mundial y especialmente de Estados Unidos» y quiere «reducir la dependencia» de EEUU –dice sin disimulo Calderón-.

¿Os sorprende lo que os cuento? Tenemos un futuro con inmensas posibilidades para España en México y para México en España.

Gustavo Mata

Santiago de Querétaro, Querétaro, México, 12 de Junio de 2008

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