Hoy nos toca leer en la prensa otra noticia del mismo tipo que la que nos inspiraba nuestro artículo de ayer. Esta vez es un alto cargo del gobierno socialista el que, con manifiesta falta de estética y con, al menos, discutible falta de ética, pasa a defender intereses privados: D. David Taguas, Director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno en la pasada legislatura, será ahora el Presidente de SEOPAN (Sociedad de Empresas de Obras Públicas de Ámbito Nacional). En SEOPAN están todas las grandes constructoras como ACS; FCC; Acciona; Ferrovial; OHL, entre otras.

En su trabajo, D. David ha conocido bien a todos los empresarios del sector que ahora le proponen para ese cargo. La Oficina Económica del Presidente ha apoyado los grandes proyectos de internacionalización de las grandes constructoras españolas y también ha diseñado programas para ayudar al sector de la construcción de viviendas en la actual situación de profunda crisis.

El nombramiento está pendiente de estudio por parte de Administraciones Públicas. ¡Sí!, ¡necesitan estudiarlo! Por lo visto, todavía no está claro si hay incompatibilidades legales que impidan el salto de D. David, de lo público a lo privado. Aunque el Sr. Taguas era un asesor y no un ejecutivo, además de dirigir la oficina del Presidente, formaba parte de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos del Gobierno, con categoría de secretario de Estado. Pues nada, ¡qué lo estudien! Ojalá me equivoque, pero ya lo veréis, seguro que es legal.

Parece, según fuentes de La Moncloa, que el Presidente del Gobierno está desagradablemente sorprendido por la noticia. Se supone que además de sorprenderse “a posteriori” tal vez pudiera haber hecho algo “a priori”. ¿No?

Parece que Taguas está ilusionado con la nueva tarea. ¡Vaya! ¡Menos mal! Sin ilusión, como decía Hegel, no se puede abordar nada que merezca la pena ser abordado. ¡Suerte D. David!

¡Madre mía! ¡Qué bochorno!