El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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PARA ALGUNOS, EN EL PASADO, LAS CRISIS FUERON OPORTUNIDADES

Acabamos de saber que España está en recesión -dos trimestres consecutivos de caida del PIB-. Muy malas noticias. Llevábamos quince años sin que eso ocurriera. La última vez que habíamos entrado en recesión fue en el primer trimestre del año 1993 cuando el PIB se contrajo un 1,1%, después de haber caído un 0,4% en el cuarto trimestre de 1992.

Recuerdo que a la vuelta de las vacaciones de verano de ese año los Directivos dedicaban más de la mitad de su tiempo en explicarse unos a otros lo mal que estaba todo: ¡cómo ahora! Iba todo muy mal, ¿para todos?

En ese momento yo estaba dedicado a la consultoría pero, a la vista de cómo estaba todo, decidí volver a la primera linea ejecutiva y me postulé a D. Tomás Pascual. Vi una oportunidad. El Grupo  Pascual estaba inmerso, por primera vez, en un serio decrecimiento de las cifras de ventas. En plena entrada en la crisis de la economía fuí contratado. Esa fue la época de mi vida profesional en la que me pagaron mejor por mi trabajo. ¿Me hubiera contratado D. Tomás si todo le hubiera ido bien? ¿Me hubiera pagado lo que me pagó si no llega a ser tan mal momento?

¿Os dice algo esta historia?

Si como profesionales, en este momento, con la que está cayendo, sois capaces de dar resultados extraordinarios en la empresa, vais a ganar más dinero que nunca. Y muchos sabéis qué es lo que hay que hacer. ¡Postulaos para agarrar el toro por los cuernos! Suerte.

TIPOS DE INTERÉS, INFLACIÓN, DEFLACIÓN Y RECESIÓN

Para animar la economía se pone más dinero en circulación y se bajan los tipos de interés; si ésta se anima excesivamente, aumenta descontroladamente la inflación, y para corregir la inflación lo que se debe hacer es que haya menos dinero en circulación y que éste sea más caro: drenar liquidez al sistema y subir los tipos de interés enfría la economía; a corto plazo eso genera muchos problemas, pero es la única forma de que a medio plazo se retome la senda del crecimiento con control de la inflación.

En este juego dos son los grandes riesgos a temer la sobre inflación y la deflación. Ambas conducen a la desconfianza y a la paralización. Si la inflación se dispara, como nadie puede estimar sus costes con certeza; se paralizan muchas decisiones de inversión y se ajustan las plantillas al mínimo. La economía se puede estancar. Si aparece la deflación, como todos esperan que los precios bajen nadie toma decisiones tampoco; esperando que todo baje más aún, casi nadie compra nada. Las ventas caen. Pero como no es fácil ajustar los costes a la baja -bajar salarios no es fácil y con muchos otros costes pasa igual- los márgenes se deterioran. Todo eso lleva la economía también al estancamiento.

Actualmente estamos entrando en una recesión que puede terminar en depresión. Las economías desarrolladas ya decrecen y se teme que el mundo entero pueda entrar en recesión. Y al tiempo la inflación está bajando rápidamente. En Europa ya está en el 2,1%.

En ese contexto se está tratando de reanimar a la economía con bajadas de interés. La última del BCE, la del pasado jueves, fue del 3,25 al 2,5%, la mayor desde 1999, fecha en la que se introdujo el euro. Ahora Trichet dice que con los precios de las materias primas bajando y la demanda muy débil no hay riegos de inflación y casi anuncia más bajadas. Un poco antes el Banco de Inglaterra bajaba los tipos un punto, hasta el 2%, algo no visto desde 1951. En Estados Unidos, la Reserva Federal ha bajado cinco veces los tipos en éste año hasta situarlos al 1%. China, India, Suecia, Suiza, etc. han hecho lo mismo.

¿Pararán así la recesión que nos amenaza a todos? Hasta ahora la economía no reacciona. Nadie da un paso. La desconfianza está totalmente instalada. El que tiene dinero no se lo presta a nadie, salvo al estado. Y el estado intenta ponerlo en circulación pero acaba volviendo a él. Nadie se fía de nadie y la economía se está parando. Las decisiones están aplazadas. Nadie sabe qué pasará.

¿Llegaremos a entrar en la temida deflación? La gran bajada de los precios del crudo y del resto de primeras materias provocada por el descenso de la actividad promete dejar la inflación en nada. Las predicciones hablan de inflación próxima a cero en el verano de 2009. Pero lo que está ocurriendo y va a ocurrir es más bien una desinflación que una deflación. No es esta la deflación que hay que temer. Jean-Claude Trichet comentó “no hay que confundir deflación con desinflación. El riesgo de la deflación hay que medirlo en la inflación subyacente, especialmente en el componente de servicios”. Con todo la situación es lo suficientemente nueva como para que nadie esté seguro de nada.

¡Cuidado con los tipos muy bajos! Con el dinero más barato se supone que todos tenemos más inclinación a comprar endeudándonos. Pero el tipo de interés no puede ser negativo, y, además, aunque el interés oficial sea cero, los bancos no nos darán los créditos gratis. Claro que si el tipo oficial es cercano a cero, los tipos aplicados al consumidor final bajarán. Hasta hace poco el Euríbor era ligeramente superior al tipo oficial del dinero, pero ahora, como no se fían unos de otros, tiene un precio muy por encima del tipo que fija el BCE, o no se lo prestan. Si el tipo oficial llega a cero, el banco bajará los intereses para sus mejores clientes, los que ofrezcan verdaderas garantías. Pero el resto, la mayoría, seguirá sin acceder al crédito. Los tipos cero también abaratarán las hipotecas existentes, pero eso no incrementará la posibilidad de hipotecarse a los que pretendan comprar una vivienda ahora: no hay crédito. Los bancos reconocen que han cerrado el grifo a empresas y familias.

Hasta que el temporal amaine toca aumentar el déficit público lo que haga falta, invertir masivamente en infraestructuras, abaratar impuestos y, hasta mantener los tipos bajos, pero en cuanto la confianza vuelva habrá que subir los tipos y empezar a purgar al sistema de tanto exceso; el exceso anterior que provocó esto y el que se está teniendo que hacer para evitar que todo se vaya a la porra. Entonces veremos si ha merecido la pena. Hasta entonces nos queda mirar y aprender. Y el que sepa que rece.

¿ESPAÑA?: ¡VIVA ESPAÑA!

Como consecuencia de la crisis financiera la recesión ha llegado a las economías de los países de la OCDE. Se prevé para el año próximo una caída del 0,3% en el área. Estados Unidos, decrecerá el 0,9% durante el próximo ejercicio, y la Eurozona el 0,5%. Pero la recesión, dicen, puede transformarse en depresión si sigue el colapso del crédito a las empresas y familias. Veremos qué sale de la reunión del G-20. La recesión, probablemente, como todas, será duradera.

¿Y en España qué? ¿Será la crisis mayor y más larga que en los demás países desarrollados, como pronostican todos? Dicen que nuestra economía necesita una reconversión fuerte; que nuestro modelo de crecimiento estaba basado en el ladrillo; que falta mejorar nuestra productividad; que nuestro déficit exterior es tremendo; que la productividad española no crece. Y es verdad. Pero le vamos a dar la vuelta a todas las variables negativas a gran velocidad; ya lo estamos haciendo. Los agoreros se olvidan de nuestra, hasta hace nada, pujante demanda interna, que se puede volver a levantar a poco que la situación mejore; y se olvidan también de que hay una tremenda demanda latente de viviendas capaz de absorber el gran exceso de oferta, en cuanto se ajusten los precios de los inmuebles y se vuelva a abrir el crédito a tipos más razonables -en los que ya estamos – aunque no se concedan créditos a tan largo plazo como los que se venían concediendo –hasta a cincuenta años se han dado- . En España hay aún mucha gente sin vivienda propia y mucha gente que demandará una segunda vivienda en cuenta tenga una opción de comprarla. Hay también muchos jubilados europeos que adoran nuestro sol y ansían tener una vivienda para envejecer en la costa española beneficiándose de nuestra excelente red asistencial de salud pública y de nuestra manera de vivir. Siguen llegando inmigrantes y lo seguirán haciendo pese a quien pese, de una u otra manera, y también con la crisis, porque estamos en la frontera con mayor desigualdad del mundo: la que hay entre una y otra orilla del Mediterráneo, y porque acogemos a los extranjeros mejor que nadie, como demuestra la historia reciente, y eso es un valor tremendo del que muchos no se dan cuenta. Por nuestra forma de ser y nuestros valores somos capaces de soportar mejor que otros países una tasa de paro del 15 %. No pasará nada grave pese a los que anuncian conflictos apocalípticos. Pese a las rigideces estructurales de nuestra economía, de las que todos hablan y que nadie se atreve, de momento, a corregir, por no lesionar intereses corporativos de colectivos favorecidos -que las llaman derechos adquiridos a los que no quieren renunciar-, España va a salir de la crisis al menos al tiempo que las demás economías europeas sino antes, como firmemente creo; sobre todo si los políticos aprovechan para hacer las reformas estructurales promoviendo el acuerdo entre los agentes sociales como se ha hecho en el pasado; sobre todo si los eficientes bancos españoles deciden renovar su apuesta por este dinámico país y se ponen al ataque; y, sobre todo, si entre todos nos creemos lo que somos, una nación que mira al futuro con optimismo, pese a los agoreros de siempre que una vez tras otra hacen previsiones sobre España que siempre fallan, porque España va siempre mejor de lo que todos prevén.

En España somos capaces de trabajar muy duro, desde siempre, y tenemos una generación mucho mejor preparada que las anteriores; más allá de que el sistema educativo sea perfectible, cada vez hay más gente preparada y mejor preparada. Los inmigrantes no son sólo mano de obra sin cualificar, uno de cada cuatro es un emprendedor y todos tienen una gran ambición de mejorar.

Más allá de las circunstancias objetivas y pese a quien pese, que diría D. Marcelino Menéndez-Pelayo, tenemos ventajas competitivas difíciles de copiar. Estoy seguro, porque en toda mi ya larga vida siempre ha sido así, que España va a tener otro milagro económico más a la salida de esta crisis. Lo veréis. ¡Preparaos!

No vamos a salir mañana. Nos queda un trecho largo y duro de crisis por pasar, pero saldremos antes que todos esos que pronostican lo contrario.

LA SITUACIÓN DE LOS QUE SE REUNEN EN EL G-20+1 (ZAPATERO)

En el tercer trimestre Alemania entró en recesión -definida técnicamente como dos trimestres consecutivos contrayéndose- tras decrecer un 0,5% en el trimestre pasado y un 0,4% en el anterior. Con toda probabilidad también tendrá un cuarto trimestre con decrecimiento. También Italia entró en recesión tras decrecer un 0,5% en el tercer trimestre y un 0,3% entre abril y junio. Mientras Francia creció sólo un 0,14% pero evita entra en recesión tras el retroceso del 0,3% registrado en el segundo trimestre.

España entra en números rojos por primera vez en quince años y decrece el 0,2% por la atonía de la demanda interna -consumo e inversión- pese a la aportación positiva – por fin- del sector exterior.

La situación en Japón y en Norteamérica es igualmente grave y los países emergentes –Brasil, México, Rusia, etc.- también están en plena desaceleración de su crecimiento sino en decrecimiento.

Los líderes de las mayores economías del mundo se reúnen hoy en Washington en busca de soluciones para una crisis que se extiende y que afecta gravemente a sus economías que han empezado a decrecer o que ya están en plena recesión. ¡A ver qué deciden!

En un par de cortas sesiones y liderados por un amortizado Bush no creo que puedan ir más allá de acordar una agenda de temas a tratar después.

Bush ensalza ahora, en sus últimas declaraciones, las virtudes del libre mercado, después de haber dejado que éste se desbocara por falta de regulación eficaz en su país contagiando al mundo en la peor crisis que se recuerda. Yo creo, como Bush, que el libre mercado asigna bien los recursos, pero también creo que necesita regulación eficaz – lo que él deliberadamente descuidó pensando en que se auto regularía – y medidas para corregir los excesos que genera – por ejemplo mayores impuestos a los más ricos para cubrir las necesidades elementales de los más pobres cosa en la que él no cree -. Pero, en cualquier caso Bush haría bien ahora en callarse. Yo le daría el consejo del chiste del pajarito que se hiela inexorablemente en la tundra, en medio de una enorme nevada, que ya le cubre, y que, cuando está a punto de morir congelado, se salva gracias a que un gran animal hace sus necesidades mayores casualmente encima de él; el pajarito revive con el calor y se anima tanto que comienza a cantar, lo que hace que un zorro hambriento de fije en él y después de limpiarlo cuidadosamente en la nieve se lo coma. La historia tiene varias moralejas, primera: no siempre quien te cubre de m… te perjudica; segunda: no siempre que alguien te saca de la m… es para hacerte un favor; y tercera, que es la de aplicación para el ínclito Bush: cuando estés en la m… ¡no cantes!

Así que, George, a estas alturas: ¡por qué no te callas!

VAMOS A SALIR DE ÉSTA Y VAMOS A SALIR ANTES DE LO QUE DICEN

Hoy nos desayunamos con una sobredosis de crisis. La inflación en el 5%, Sebastián ya habla de recesión, Zapatero de crisis, el consumo de cemento bajará casi en un 20 % en el año, la bolsa baja, la morosidad ya llega al 2 % y se prevé que crezca hasta el 4 %, etc., sube el paro dramáticamente, cierran pymes, etc.

Ahora que todo el mundo dice que esta crisis nos va a afectar más que a nadie y que vamos a tardar más de lo previsto en salir de ella, yo me atrevo a decir que no va a ser así. Anotadlo, para que conste, el ajuste va ser duro y largo, pero vamos a salir antes y mejor de la crisis de lo que prevén todos estos sesudos profetas, y pseudocientíficos agoreros de la catástrofe.

En Agosto pasado anuncié la que se nos venía encima y me llamaron pesimista, ahora ¿qué me llamarán?

¿Por qué pienso que saldremos y que saldremos antes de lo previsto?

Primero porque lo que pasa es natural y lógico que esté ocurriendo: llevamos 13 años de vacas gordas -gordísimas-, con un crecimiento espectacular; ¿cómo no vamos a tener períodos de corrección? Está en la naturaleza de las cosas. Hay crisis porque estamos en la parte mala del ciclo. Pero no tiene por qué ser muy larga. Hemos aprendido mucho de las crisis y de cómo manejarlas a nivel global. Se está notando en el manejo de ésta. Estamos en el área euro. No será tan larga como otras.

Segundo porque la crisis es sobre todo financiera y nuestro sistema financiero está apenas contaminado por la crisis de las subprime . Nosotros, en España, no estamos tan afectados porque éramos más tomadores de dinero que prestamistas. La crisis la tienen los que prestaron sin garantías y los que compraron derivados relacionados con esas deudas de baja calidad. El tema sigue aflorando pérdidas y va a cumplirse un año del estallido. Seguirá aflorando más aún, pero, insisto, nosotros éramos acreedores y eso nos ha dejado bastante al margen del efecto primero, aunque no de los efectos “colaterales”.

Tercero porque aunque la crisis sea en una parte importante inmobiliaria, en nuestro caso la burbuja inmobiliaria y su estallido no es cómo los demás estallidos de burbujas inmobiliarias, por ejemplo el de EEUU o de Inglaterra. Ciertamente la presión de la demanda de pisos -la tradicional forma de ahorro de los españoles; que no va a cambiar de la noche a la mañana- muy acrecentada por la inmigración -que no cesa ni con la crisis, y que son gente curtida en pasarlas canutas, además de que uno de cada cuatro de ellos es un emprendedor y con esos no hay crisis que pueda- junto con la demanda de viviendas de las zonas turísticas alentadas porque muchos europeos deciden pasar sus años de jubilados al sol, junto al abaratamiento del crédito y el aumento de los plazos de devolución propició una escalada de precios sin precedentes de la vivienda; ésta fue aprovechada por los ayuntamientos y los partidos que los sustentan para encarecer el suelo disponible, que ellos controlan, y por muchos tipos de especuladores para entrar en el jugoso mercado de la compraventa. Ahora todo se colapsó atrapando a muchos de éstos, los especuladores. Pero la demanda sigue ahí latente, parcialmente oculta, porque todo el mundo espera a ver qué pasa con los precios. Uno compra cuando el precio le conviene y cuando no espera que el precio baje, en cuanto que se empiece a vislumbrar el fondo de la bajada de precios previsible empezará a moverse el mercado y en cuanto empiece a moverse se moverá de golpe al alza. Los precios estaban inflados sí, pero no tanto como en otros mercados y la demanda aflorará en cuanto haya algo más de confianza. El mercado inmobiliario en España no se va a derrumbar para siempre. La oferta ya se ha ajustado con el parón y la demanda está ahí, esperando, agazapada. Se moverá.

Cuarto, porque la escalada de los precios del petróleo tiene que detenerse. No puede seguir. En cuanto China e India se vean afectadas por la inflación y necesiten modular su crecimiento el precio del petróleo bajará. Pero España debería aprender la lección de esta crisis. Nuestra inflación estructural no se va a corregir a menos que disminuyamos drásticamente nuestra dependencia del petróleo y eso es imposible corregirlo a corto plazo. Esa es la mayor espada de Damócles que pende sobre nuestra economía.

Quinto, porque el déficit público que se va a producir no será dramático si el Gobierno sabe reaccionar -cosa que, hasta ahora, es como para dudar, pero a la fuerza ahorcan-, las cuentas públicas españolas están muy saneadas. Lástima de 400 euros. ¡Vaya imbecilidad!

Sexto, porque el incremento del paro, que va a ser fuerte, se va a digerir razonablemente bien. Siempre ha sido así en España y con el añadido de que una parte importante de la población es inmigrante se digerirá mejor aún. Son más flexibles en su conjunto que la población autóctona.

Séptimo, el déficit por cuenta corriente es más grave y parece difícil de arreglar, aunque estando dentro del área euro la solución y el problema se limita a que a título individual o de empresas, en conjunto, no sigamos endeudándonos o que lo consigamos pese a la situación, porque estemos invirtiendo adecuadamente esa deuda y la banca nos preste.Y si no, a ajustarse.

Octavo, el problema de verdad es que debemos mejorar mucho la productividad. Habría que favorecer la inversión en bienes de equipo, ese sí que es un punto crítico. Y en educación; eso es crítico también. Por otra parte muchas actividades de baja productividad son las que están siendo afectadas por la crisis y se están corrigiendo solas. Lo que hace falta es mejorar en todos los frentes de la flexibilidad y deprisa; os recuerdo: somos el 38º en facilidad para abrir un negocio, el 118º en manejo de licencias, el 154º en facilidades para contratar trabajadores, el 42º en facilidades para registrar propiedades, el 13º en facilidades para conseguir créditos, el 83º en protección de inversores, el 93º en complejidad y carga del sistema impositivo, el 47º en facilidades para el comercio transfronterizo, el 55º en garantías del cumplimiento real de los contratos, el 17º en facilidades para cerrar una empresa. En eso hay que trabajar con firmeza y deprisa pese a quien pese –habrá muchas resistencias que vencer-. ¡Que se apliquen el Gobierno, los Sindicatos, la Patronal y los Diputados! ¡A trabajar qué para eso os pagamos!

La bolsa bajará por lo menos hasta 11000 pronto, luego se sostendrá en ese fondo un tiempo y se estrechará el mercado y de pronto, unos meses después empezará a tirar hacia arriba.

¿Y cuándo ocurrirá todo esto? En el año 2010, a mediados. No falta mucho. Entretanto abróchense los cinturones.

Muchos de vosotros no habéis visto nada de esto. Sólo los que tengáis más de 15 años de experiencia os podéis acordar de la última crisis. Pero se pasan todas, y esta también,

¡Ánimo que nunca llovió que no parara! ¡Y lo dicen en mi pueblo que es uno de los sitios de España en que más llueve!

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